Poco a poco los nuevos mandatarios van siendo conscientes de dónde están y de lo que tienen por delante, que en la mayoría de los casos es bastante más de lo que podían pensar... ¿Cómo podía imaginar el bueno de Francisco Toledo que después de pronunciar un brillante discurso en su toma de posesión, bien pensado y estructurado, los titulares de algunos medios iban a centrarse en su su sueldo? Son las cosas que lleva este cargo, tan denostado y maltratado en determinadas ciudades que solo piensan en su puerto como el enemigo a batir y no como en el aliado que es y debería ser para el progreso de la ciudad y de la provincia.Retomo la reflexión que hacía Loli Dolz en su magnífica columna del pasado martes porque parece que se haya dado el pistoletazo de salida para la comercialización de los puertos en España.Los nuevos presidentes coinciden en que es el momento de reforzar la comercialización y este argumento, aunque me llamen viejuno, lo recuerdo con nitidez en la boca de todos y cada uno de los expresidentes que han sido "removidos" de su cargo (qué cursi puede llegar a ser nuestro idioma cuando se quiere).Decía Aurelio Martínez, en la entrevista publicada por este Diario la pasada semana, que siempre es necesario aprovechar todo lo bueno que se ha hecho con anterioridad para, a partir de un análisis de la situación y de los objetivos previstos, poder trazar línea de actuación. Y ésta es la clave.Está muy bien eso de "reforzar la actividad comercial" (sobre todo si se traduce en un incremento de la dotación de personal tan demandada en muchos puertos), pero creo que hay que ser un poco más valiente y empezar a hablar de "reorientación comercial". Es una forma como otra cualquiera de no infravalorar lo que se tiene y lo que se ha hecho y de sentar las bases de un nuevo modelo de gestión que se orientará según las directrices que se marquen.Con todo, tampoco puede sorprendernos ahora que la comercialización sea una prioridad. Venimos de unos largos años en los que salir a vender puertos era algo así como predicar en el desierto. Quizás ahora, con otra perspectiva más optimista a medio plazo, los ánimos se han renovado y el espíritu comercializador se ha reactivado.La sobrecapacidad portuaria de nuestro país debe encontrar una salida más pronto que tarde.Puede que sea un momento adecuado para que los grandes inversores vuelvan a fijar su mirada en los puertos y en esos muelles vacíos que necesitan mucha marcha.Efectivamente, es tiempo de centrar los esfuerzos en la comercialización. Hay que salir a vender, buscar nichos de mercado y oportunidades; generar ilusión y despertar interés... pero para todo ello es necesario tener muy claro que lo que queremos vender va a responder a las expectivas de quienes se pudieran interesar. El mercado ya no permite la venta de humo. Se impone el realismo.