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Costuras

El asunto parece que va en serio. No es cosa de tomarse a los chinos a broma. Por si acaso. China ha demostrado, durante milenios, ser un pueblo práctico. No da pasos en vano ni puntadas sin hilo, que según la RAE es "obrar siempre con intención, de una manera calculada, en busca del propio beneficio o provecho". Tampoco los rusos, por seguir generalizando, dan puntadas sin hilo. El caso es que China y Rusia se han lanzado a coser el Ártico (o descoser, según se vea) con sus mercantes en una suerte de competición que recuerda a la carrera espacial que protagonizaron soviéticos y estadounidenses en los años más calientes de la Guerra Fría.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 17:29

Pero frente a la lucha por el poder y la supremacía militar que dominaba, con sus Sputniks y sus Apollos, la carrera por la conquista del espacio entre los dos grandes bloques, la conquista del Ártico que protagonizan hoy China y Rusia tiene un trasfondo eminentemente comercial. Sería ingenuo obviar la relevancia geoestratégica del Ártico tanto desde la óptica militar como del control de sus ingentes recursos marinos y energéticos, pero si nos centramos en las consecuencias que tendría en la economía mundial la apertura de una ruta de navegación comercial en el Ártico, el asunto merece especial consideración La apertura del Ártico para las grandes rutas Este-Oeste es una realidad cada vez más cercana. También para las rutas Oeste-Este y viceversa, aunque parezca una perogrullada. Ya en 2012, un gasero fletado por el gigante energético ruso Gazprom, el "Ob River", cubrió la ruta que une el norte de Europa y Asia por el Ártico en un viaje de 6.000 kilómetros entre Noruega y Japón que recortó en 20 días el tiempo para unir ambos puntos por la ruta tradicional.Este pasado domingo, el buque multipropósito "Yongsheng", de la naviera china Cosco, llegó al puerto de Tianjin tras un viaje de 37.000 kilómetros y 55 días en los que atravesó el océano Ártico, tanto a la ida como a la vuelta, marcando un hito que prueba los esfuerzos de China por hacer de la ruta del Ártico una vía comercial y no una mera aventura. Este mismo buque fue en 2013 el primero de China que cruzó el Ártico desde el país asiático hasta Rotterdam, pero ahora ha conseguido por primera vez completar el viaje de ida y vuelta.A juicio de los expertos, la apertura total de la ruta ártica en verano, sin necesidad de recurrir a los rompehielos nucleares rusos, es una posibilidad cada vez más real a causa de los efectos del calentamiento global. Y China, país que tiene seis de los diez puertos con mayor tráfico del mundo, es uno de los más interesados en explorarla. El interés de Rusia, mientras tanto, se refleja en sus planes para construir varios puertos en su vasta e inhóspita costa septentrional.En este escenario posible, cabe preguntarse si conviene a Europa del sur y a los países mediterráneos un corredor marítimo a través del Ártico que pudiera provocar que una buena parte del comercio marítimo Asia-Europa pasara de largo por los puertos mediterráneos.Más allá de un análisis profundo que ya se antoja necesario, se ve que a la Tierra se le rompen las costuras del traje, de tanto que le aprieta la sisa al capitalismo y las grandes potencias. Nadie da puntadas sin hilo. Ni en el Ártico, ni en Panamá, ni en Nicaragua, ni en Egipto. Francis Bacon dijo que sólo podemos dominar la naturaleza si la obedecemos. ¿Y quién demonios es Francis Bacon?