En Valencia no hay ZAL, ni una, por política. Hay AVE entre cualquier aldea de España menos entre Barcelona y Valencia, por política. Tenemos más aeropuertos que Alemania, por política. Cada puerto tiene su sobrecapacidad y su ampliación en marcha, por política. No se consigue establecer una relación laboral justa y competitiva en la estiba, por política. La ministra pasa de la consellera, por política. Política mal entendida, se entiende. Esa que busca el voto y sólo el voto. Las razones políticas son a veces tan retorcidas que uno ha de estar siempre atento si quiere controlar todas las posibles salidas que pueden inventarse nuestros políticos como fruto de su cavilación perpetua tras el voto. Por ejemplo, en el tema de la estiba... particularmente he tenido cierta preocupación por la proximidad de citas electorales. Y es que por un lado puede que se retrase la resolución buscando que no haya un conflicto en los muelles antes de diciembre. Pero por otro lado no estoy tan seguro de que un conflicto en los muelles no le viniera muy bien al partido en el poder, sobre todo si tiene en peligro su continuidad en la poltrona. El enemigo a batir ahora mismo para nuestro gobierno son las nuevas y más contundentes izquierdas emergentes. Una huelga en la que los trabajadores pararan el país pese a tener más sueldo que el presidente del Gobierno, podría parecerles un marco perfecto para que todo el mundo viera lo que defienden los "nuevos rojos". A partir de ahí, una intervención contundente, como la que aplicó Rubalcaba contra los controladores aéreos, podría incluso verse en la opinión pública como algo justo y necesario, con el consiguiente rédito en votos que eso podría acarrear. Si, ya sé que es mucho elucubrar, pero teniendo en cuenta las experiencias pasadas, no debemos bajar la guardia cuando se meten en nuestro mundo los mandatarios cortoplacistas. Recuerden que ellos irán y vendrán, pero nosotros seguiremos sacando el pan de cada día del mismo sitio. Si pudieran dejarnos en paz... Si dejaran que la lógica, el mercado y el sentido común se impusieran en las decisiones que atañen a nuestro mundo logístico, las cosas podrían ir mucho mejor. La clave está en los tiempos. Los políticos suelen estar en el poder unos años y a otra cosa, mientras nosotros dedicamos toda la vida a entender este sector y a intentar sacarle algo de provecho, pese a ellos. Observe el amigo lector, que los casos citados al inicio del artículo, carecen de condicionantes económicos, ya que o bien no dependen del dinero, o bien la inversión ya está hecha y no se utiliza la infraestructura, o si no está hecha y se hiciera sería muy rentable, al menos más rentables o menos deficitaria que otras muchas realizadas ya en otros parajes. Por otro lado, con las perspectivas y el potencial que podría llegar a tener nuestro sector en este país, casi es mejor que existan estas mejorables actuaciones políticas, no fuera que acabáramos muriendo de éxito. No se preocupen, nuestros políticos no lo permitirán.