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Digital y tal

Estamos en sus manos. Porque así lo hemos querido, porque no nos damos cuenta o porque aunque nos resistamos, no nos queda otra que claudicar, cautivos y desarmados, agitando banderita blanca. Nos tienen, rendidos, en sus manos, mientras las nuestras, cómplices, los sostienen y acarician. "Todo el mundo en la palma de tu mano", "Libertad sin límites"... Así nos seducen, a golpe de eslogan, los nuevos mercaderes digitales con sus Smartphones, iPhones, Tablets y demás artefactos.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 17:39

Nos dan libertad y al mismo tiempo nos la quitan. Porque casi sin quererlo, sin ser conscientes de lo que ocurre, vamos cediendo parcelitas de nuestra propia soberanía interior, "retales de mi vida, fotos a contraluz", que cantaba El Último de la Fila. Nuestra privacidad está hoy en manos de los grandes especuladores del siglo XXI: los "data brokers" o corredores de datos. ¿Y qué recibimos a cambio? Nada. Porque nada es gratis. Si no pagamos por un producto es porque nosotros somos el producto. Si no pagamos por algo es porque los datos que estamos generando se venden. Al mejor postor. Es el post-capitalismo.Lo mismo que nadie vive del aire, tampoco hay servicios gratuitos sino cesiones de información que generan modelos de negocio por la monetización de esos datos. Si nos leyéramos esos interminables contratos que suscribimos por Internet, nos echaríamos a temblar. ¿Quién, por ejemplo, se ha leído el contrato de WhatsApp, esa aplicación "gratuita" que enterró el negocio de los SMS?La revolución digital ha convertido a los datos, a la nube, en el negocio más lucrativo de los posibles. Facebook es la mayor compañía de contenidos pero no los genera. Rentalcars es la mayor compañía de alquiler de coches del mundo y no tiene un sólo vehículo en su flota. Booking y Airbnb no tienen hoteles ni habitaciones, y sin embargo su valor en Bolsa es mayor que la de cualquier cadena hotelera del mundo. Y siguiendo con los ejemplos, podríamos citar también a Alibaba, la mayor empresa de logística, que por no tener, no tiene ni siquiera inventarios y sin embargo es la que más factura. Cómo decía el jefe mafioso de la película "Layer Cake" al protagonista, interpretado por Daniel Craig: "No hay mejor negocio que ser intermediario".El caso es que con la proliferación de los sistemas de información, Internet y las redes sociales se cree que en los últimos 10 años se ha generado más información que en toda la historia de la humanidad. Los llamados científicos de datos, nueva profesión que analiza los crecientes flujos de datos (Big Data) y crea estrategias de actuación para monetizar la información obtenida por esas fuentes, consideran también la cadena de suministro como una fuente de datos y valor en las empresas. Sabedor de ello, el Centro Español de Logística (CEL) programa ya cursos de formación de Big Data en Logística Aplicada. Asimismo, una firma líder como DHL ha investigado en su informe "Big Data in Logistics" el flujo diario de millones de datos con los que trabajan los operadores logísticos y los ha analizado para ganar en eficiencia operativa, satisfacción del cliente y crear nuevos modelos de negocio.La frontera entre la economía digital y la economía real cada vez es más difusa. Hasta podría decirse que lo digital ha absorbido lo real. En un escenario de tecnologías disruptivas como en el que vivimos, las empresas logísticas también están obligadas a coger la ola digital. Todo sea que el post-capitalismo pueda seguir alimentándose de datos. Aunque sean los nuestros propios. Yo me rindo.