Nos llevamos desayunando ya demasiados días con las noticias -escalofriantes- del drama de los refugiados sirios que huyen de un país en guerra y de las barreras que, día sí y día también, Europa levanta para impedirles llegar a este Eldorado de cartón piedra.Dentro de este magma de noticias y comentarios, uno de los que se me ha quedado grabado ha sido el análisis que hacía días atrás un cooperante en una emisora de radio comparando los costes que tienen que asumir los refugiados para llegar a Europa con la ayuda de las mafias con los que tendrían si llegaran en un avión. Porque, señores, no se engañen, llegar llegan igual. La diferencia está en que si les impedimos la entrada como seres humanos que son, lo único que hacemos es alimentar a estas mafias y cubrir de oro a seres infectos, crueles, sin alma, que utilizan la desgracia ajena para enriquecerse.Les hablo aquí de los refugiados y de la negativa de Europa a permitirles, o al menos a facilitarles, la entrada a su territorio porque la CLIA, asociación internacional de líneas de crucero, ha vuelto a llamar estos días la atención a la UE sobre la necesidad de revisar los requisitos de visados que se piden para muchos países.Obviamente, refugiados y cruceristas tienen poco que ver pero tienen en común el problema de los visados, una política en la que quizás Europa es excesivamente rígida, tanto a nivel humanitario como a nivel turístico y que, según algunos datos, el año pasado hizo perder a la Unión alrededor de siete millones de turistas debido a su complejidad y rigidez.A juicio de la CLIA, y de muchos otros organismos y entidades de los más diversos ámbitos, una política de concesión de visados más flexible daría un fuerte impulso a la actividad económica, un refuerzo derivado del crecimiento del sector turístico y de los viajes de negocios.La CLIA no es la única asociación que lleva meses y meses reiterando ante la Unión Europea la necesidad de facilitar los trámites de entrada a los turistas y viajeros de negocios. Incluso la propia Bruselas es consciente de ello y reconoce que unas normas más accesibles podrían dar lugar a un aumento de los desplazamientos en el espacio Schengen de entre el 30% y el 60% tan sólo en los seis países que obtienen más ingresos por turismo.Y ahora que en el Parlamento Europeo se está debatiendo la modificación del código sobre visados, y que podría acabar incluyendo unas disposiciones comunes más específicas sobre los visados humanitarios, el sector crucerístico vuelve a la carga para convencer a la Unión Europea de la necesidad de flexibilizar la normativa para facilitar la llegada de turistas, principalmente de países emergentes como China o India, con un elevado potencial como mercados emisores pero que topan con la burocracia europea.Sin menoscabo de la seguridad, está claro que hay que trabajar para eliminar barreras.