Ante noticias como la adquisición de Grup TCB por parte de APM Terminals las redacciones se ponen a carburar buscando "el dato" y alguna que otra mente preclara se afana en ilustrar al resto de mortales con un análisis del futuro más inmediato y la repercusión directa que un movimiento de tal calibre va a suponer para los puertos, su entorno, las empresas y hasta para el equipo de fútbol de la ciudad...Y no digo yo que no, que todo es válido si pasa por el necesario filtro de la profesionalidad, pero sigo empeñado en buscar un poco más allá, en dar la vuelta para tratar de aportar un enfoque... más nuestro.Me acuerdo, por ejemplo, de la familia Pérez y la cantidad de desvelos que ha sufrido durante años para posicionar la marca TCB en el mercado portuario nacional e internacional. Imagino lo mucho que ha costado tomar esta decisión porque, más allá del retorno económico que pueda producir, desprenderse de ese nicho de actividad es como desgarrarse un buen jirón de piel. Algo que solo se puede comprender si se ha mamado puerto durante lustros.Pero también me acuerdo de José Luis, Carlos, Miguel, Sandra, Pablo... y tantos y tantos nombres propios que son los que forman y dan forma al entramado de Grup TCB. APM Terminals no solo adquiere un puñado de terminales y unos cuantos millones de TEUs, también va a incorporar personas a su organización que, miren por donde, son grandísimos profesionales. ¿Qué valor tiene todo esto? ¿Por qué siempre olvidamos a las personas cuando buscamos grandes cifras que adornen una información?No se puede ignorar que las empresas no funcionan autónomamente, sino que necesitan la fuerza el trabajo de los profesionales que la forman.Otro ejemplo. Hemos vivido meses de cambios en las presidencias de muchas autoridades portuarias y nos hemos cansado de leer la doctrina de unos y otros que se dedican a argumentar y analizar desde una exclusiva perspectiva política o económica.Sería muy necio pensar que un solo presidente de una autoridad portuaria va a tener capacidad suficiente como para hundir o levantar un puerto. Quienes así lo creen olvidan nuevamente a las personas, a los cientos de trabajadores que dan vida a la institución y la hacen funcionar, al margen de vaivenes políticos y cambios en las más altas esferas.Lo que realmente importa, aquello por lo que claman los profesionales de este sector, es por que haya tráfico, que la economía se vaya recuperando, que vuelva el crédito y que las autoridades portuarias se dediquen a cumplir su cometido, que no es otro que favorecer el desarrollo del comercio y configurarse como herramientas al servicio del tejido productivo.Me temo que este nuevo curso nos a ofrecer nuevas oportunidades para seguir hablando sobre este asunto ya que el mercado, quizás más que otras veces, se está moviendo con rapidez. Puede que el truco para comprender mejor el mercado y sus cambios pase por conocer mejor a las personas que le dan vida. No tengo ninguna duda.