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El relevo

Ya tenemos nuevo presidente de la APV a la vista. El "tapado" no consiguió serlo tanto como para que no hubiera filtraciones a los medios unas horas antes de tiempo (que si no ni son filtraciones ni son nada). Aurelio Martínez ha sido finalmente el elegido para sustituir a Rafael Aznar.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 17:59

Su amplia trayectoria en responsabilidades públicas tuvo sus puntos más cercanos al Puerto de Valencia en su época de consejero de Economía y en su etapa de presidente del ICO. Y punto. Aún así, parece que ha conseguido, a priori, un contundente apoyo. Ayer pudimos verificar directamente cómo el nombramiento de Aurelio ha parecido bien a propios y extraños. Aquellos que le conocen bien, de muy distintos colores políticos, creen que es una opción más que acertada para el cargo. Que así sea. Sabemos que en esta ocasión, el empresariado valenciano ha tenido más que ver en el nombramiento que en ningún caso precedente, lo que también, salga como salga el citado nombramiento, es algo tan nuevo como positivo en este tipo de relevos. Lo que no tiene síntomas de cambio es el maltrato que pueden llegar a sufrir, especialmente por estas latitudes, aquellos profesionales y/o instituciones que mejor han defendido los intereses de Valencia. La forma en que los políticos de antes y los de ahora han tratado al presidente saliente, es digna de analizarse en los manuales de poca lealtad y nula gratitud. Ante el silencio cauto de unos y otros (que para qué comprometer nada por defender a quien ya no tiene cargo), la prensa generalista se ha cebado con el "imputado por malversación y prevaricación", Rafael Aznar. Repito que en el supuesto de que todo lo que se ha publicado sobre este caso, incluso las muchas mentiras, fuera cierto, no habría motivo ninguno para tratarle así. Rafael Aznar, además, parece que ya todo el mundo lo ignora, ha sido máximo responsable del Puerto de Valencia durante los últimos 11 años, precisamente, miren por donde, puta casualidad, periodo en el que se han doblado sus tráficos y se han consolidado los mejores resultados de toda la historia de ese Puerto. Y eso, lo de consolidar al Puerto de Valencia en el liderazgo de todo el Mediterráneo, no es presuntamente, es una realidad matemática, de esas que por indiscutibles parece que interesan poco a los amantes de la tergiversación y la mala intención. No me voy a volver a poner estupendo con este tema. Pero eso de que la trayectoria profesional de Rafael Aznar en el Puerto de Valencia quede en los titulares resumida en "imputado por malversación y prevaricación" es digno de que haga pensar a quienes tengan tentación alguna de volcarse a tope en un objetivo de bien común. El nuevo presidente lo podrá hacer igual, peor o mejor que el anterior y el Puerto de Valencia podrá funcionar mejor, igual o peor que antes, que a veces, ya saben, puede haber una Autoridad Portuaria muy buena en un puerto muy malo y viceversa. Por encima de eso, lo importante es que se respete a las personas y a sus trayectorias al servicio de las instituciones, por el bien de esas instituciones y de la propia sociedad a la que sirven. Lo contrario es ingratitud, algo con lo que es imposible construir ningún futuro sólido. Gracias a Rafael Aznar y enhorabuena por el trabajo realizado en beneficio del más importante caudal de la economía valenciana. Suerte y tino para Aurelio Martínez y el equipo que habrá de acompañarle en una singladura que deseamos que tenga igual acierto que la de Aznar, pero muy distinto pago final.