La empresa Transportes R. Torres celebraba el pasado viernes en el Puerto de Valencia su primer centenario de vida (por cierto, es curioso esto de utilizar el ordinal cuando se habla de un centenario, como si estuviéramos convencidos de que habrá muchos más). Sin duda una celebración poco común.El acto de la familia Torres, o Torres-Prades como se insinuó en el transcurso de la fiesta, fue absolutamente entrañable.Me quedo, entre otros muchos detalles, con las magníficas palabras de Francisco Corell, que supo transmitir con sencillez y sinceridad el sentir de los muchos que allí estábamos."La esencia de las empresas y sus empresarios está cimentada en el valor de las personas y en una gestión ejemplar. Este tipo de empresarios que triunfa es porque busca un futuro lleno de esperanza que merece ser tomado por nuestros hijos. Innovación, sentido de la vida, compromiso, cuidado del talento, convicción e incluso utopía son los valores que una familia empresaria sustenta para el desarrollo generacional"."Los empresarios que tienen éxito, como es el caso de la familia Torres, buscan también la felicidad de los demás, sacan lo mejor de cada cual y se fijan en los aspectos positivos del equipo. Lo único que de verdad perdura es lo que hayamos sido capaces de dar y esta familia ha dado mucho, por lo tanto merecen esta gran celebración y homenaje".¡Ahí queda eso! No se puede decir más en menos palabras. Es un máster en gestión empresarial resumido y acelerado.Sí, ya sé que las palabras, como las teorías, son solo palabras que luego se las lleva por delante la cruda realidad. Pero algo de verdad tendrán cuando los empresarios de éxito y con una trayectoria de varias décadas se refieren a ellas como pilares básicos de su gestión.El propio Carlos Prades, que ejerció como maestro de ceremonias, apeló en varios momentos de su discurso al carácter familiar de su empresa y a los valores centrados en la persona como parte del éxito durante cien años.No seré yo quien contradiga ahora a estos empresarios que ya lo han demostrado casi todo, pero como sé que ellos no lo van a hacer, creo que es justo reconocer que a todos estos ingredientes del éxito habría que sumar alguno más que forma parte, única y exclusivamente, de cada uno de ellos.Hablo de profesionalidad, constancia, perseverancia y responsabilidad aplicadas al día a día, pero también de empatía y humildad en las relaciones humanas. Así se forjan los líderes, no hay otro camino.Por cierto, también mi más sincera enhorabuena a la familia Flores por el 25º aniversario de Cargo Flores. Todo lo que acabo de escribir también es para ellos, por supuesto.