Uno de ellos es el que cinceló el jueves Adolfo Utor, ya expresidente de ANAVE, quien, por cierto, optó por rasgarse las vestiduras justo en el momento de marcharse. Acostumbrados durante los últimos seis años a la crítica menor y a un tono ante el político de turno complaciente y hasta laudatorio, sorprendió la vehemencia de Utor a la hora de lamentar la “frustración” con la que deja el cargo y al denunciar el olvido al que las distintas administraciones vienen sometiendo, a su juicio, al sector.En cualquier caso, lo más relevante de la intervención de Utor fue su sincera y atinada descripción de lo que podríamos denominar “éxitos” de su labor al frente de ANAVE, un conjunto de “medidas defensivas” ante distintas políticas de “ataque al sector”, alejadas de lo que a priori debería ser considerado como un verdadero éxito, es decir, la aprobación de reformas estructurales para el relanzamiento de la industria naviera.El análisis de Utor es sumamente pertinente y extrapolable al ámbito asociativo logístico para abrir un necesario debate sobre cuál está siendo en estos momentos el papel de las patronales logísticas en España y qué herramientas se están poniendo en juego a la hora de conseguir los fines.A grandes rasgos y sin errar en la simplificación, nos hallamos ante una contienda donde la Administración y quienes la inspiran lleva la iniciativa y el control del balón, suya es la posesión, suyas son las ocasiones y suyo, a menudo, es el gol.Las patronales del sector logístico se ven permanentemente abocadas a renunciar a su juego, a dejar de lado sus prioridades estratégicas y estructurales y a centrar toda su labor en intentar parar el ataque de la Administración y frenar sus golpes de inspiración divina.Ante al “guardiolismo” administrativo, el sector logístico responde con el desesperado pragmatismo del murciélago, todos colgados del palo, sublimando el catenaccio. ¡Viva el autobús!No es precisamente el sector naviero el peor parado. El transporte de mercancías por carretera es, sin duda, el más afectado por ese permanente aplazamiento de las grandes reformas estructurales ante los incendios que, a golpe de ocurrencias, llegan un día sí y otro también del Gobierno central y de Europa.¿Qué se puede hacer? Hay que recuperar la pelota, hay que recuperar la iniciativa, no se puede vivir permanentemente a la defensiva. No hemos venido a este mundo para “no perder”, que es a lo único que nos lleva este estilo de juego. En logística se está para ganar y para ello es esencial, tal y como ha pedido la propia ministra de Fomento al presidente del CNTC, Ovidio de la Roza, que se cambie la forma de actuar y se apuesta por ser lobby sectorial.Mientras en logística muchas asociaciones no han sido capaces de ir más allá de una mera labor de interlocución y planteamiento de sus intereses a la defensiva, otros colectivos empresariales son hoy auténticos grupos de presión que están determinando e influyendo decisivamente en el juego de la administración. Los “seopanes” de turno están ejerciendo con ferocidad su labor y, mientras, la logística sigue en su área.Por eso, las patronales logísticas deben dar el salto y transformarse en auténticos grupos de presión. Deben hacer valer su peso en el PIB y comenzar a trabajar desde el rigor ante las altas instancias del Estado. Hace falta contundencia, con estudios, con informes y con rigor. Basta de catenaccio. Hay que ir al ataque.