De ahí al añito que llevamos... Adelantar las elecciones o algo así podría ser una buena idea, no sé si para los rojos o los azules, pero sí para las empresas y los sectores que, como el nuestro, precisan de toma de decisiones ágil y continuada. Observe el agudo lector que esa consideración de que mover el calendario electoral es bueno o malo para la economía no la considera nadie, de nuestros políticos, digo. Ver si con una fecha u otra les van a caer un puñado más o menos de votos, esa es su única clave. Hay mucho en juego. Para ellos se trata de ver si se consigue poder para adjudicar un "carguete" más o menos. Para nosotros se trata de la reactivación de las decisiones de ministerios, consejerías y derivados, tan necesarias para el presente y para el futuro, ese en el que tenemos claro que vamos a seguir pagando impuestos, sin saber si vamos a tener el escenario preciso que nos permita generar los recursos necesarios para ello. Hay sobre las cabezas pensantes de nuestro sector, que las hay, un debate, entre otros, sobre los movimientos del ministerio de Fomento y la sobada sentencia de Luxemburgo en torno a la estiba. Antes de las elecciones municipales y autonómicas la sensación generalizada era que no se iba a mover pieza alguna a ese respecto. Por supuesto, las únicas consideraciones sobre las que se reflexionaba era la conveniencia para el partido en el poder de levantar un posible conflicto en plena campaña electoral. Con razón o sin razón, ninguna reflexión se espera que tengan los que mandan sobre lo que es bueno para los puertos. Ocurre que ahora, tras las elecciones recientemente celebradas, habida cuenta de los resultado obtenidos, remover el conflicto de la estiba puede tener otra repercusión totalmente distinta. Tras los resultados del partido en el poder, manifiestamente mejorables, su situación y sus intereses han cambiado. Imaginemos un conflicto en los puertos españoles a gran escala. Una intervención gubernamental rotunda, como la que se aplicó en el conflicto con los controladores aéreos. Un gobierno, por tanto, actuando de forma decidida y valiente en beneficio de la nación "sin importar los costes electorales que eso suponga". Sería un movimiento quizás desesperado, pero con posibilidades de generar el apoyo votante que puede ser la diferencia entre ganar o perder las elecciones. Hay un punto de pesimismo en nuestros gobernantes salientes, con los entrantes todavía no concretados. Con ese escenario, yo ahora no sé a quién perjudica o beneficia meterle mano a los muelles españoles, con todas sus consecuencias. Lo digo para que el amigo lector lo tenga en cuenta, por si acaso. No vaya a ser que la idea generalizada de que aquí no se va a mover nada antes de las elecciones generales porque a nuestros políticos no les interesa... no sea tan así. Hay mucho mar revuelto, muchos intereses en la cuerda floja. Hoy ya no es tan descabellado que a los pescadores de chaqueta y corbata les parezca buena idea remover algo más las aguas portuarias, para pescar votos en ellas. Atentos.