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Y la nave va

Ayer se cumplieron cinco meses desde la entrada en vigor de la normativa que reduce al 0,1% el nivel máximo de emisiones de dióxido de azufre procedentes de combustibles marinos permitido en la llamada SECA o zona marítima de aplicación que comprende el Báltico, el Mar del Norte y el Canal de la Mancha. El temor de los meses previos a ese 1 de enero que emergía como un Armageddon, como una maldición bíblica que anunciaba poco menos que el fin del mundo para las navieras y para la industria marítima europea, ha ido rebajándose hasta alcanzar en estos momentos un nivel razonable.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 18:37

Hubo, sin embargo, como fue el caso de la naviera Transfennica, quien poniéndose la venda antes de la herida, se bajó del barco antes de tiempo. Sus motivos tendría, pero el 0,1% que eligió como coartada ha dejado al descubierto su estrategia.Las asociaciones de navieros europeos, agrupadas en ECSA (European Community Shipowners' Associations), entre las que se encuentra ANAVE, con el apoyo de European Sustainable Shipping Forum (ESSF), donde SPC Spain es la única organización española, ha liderado una encuesta para valorar las consecuencias técnicas y económicas tras los primeros tres meses de aplicación de la normativa. Vaya por delante que la primera conclusión de la encuesta es que "aún es demasiado pronto para establecer conclusiones". Al menos en lo que se refiere a las consecuencias económicas. Los próximos meses, eso sí, aportarán más datos que permitirán un diagnóstico más completo, para lo que la evolución del precio del combustible será una variable a seguir muy de cerca.Precisamente, los armadores europeos coinciden en la encuesta en que la bajada de los precios de los combustibles ha ayudado a limitar de momento el impacto económico de la entrada en vigor de la directiva. Al mismo tiempo, señalan que la principal opción actual para el cumplimiento es el uso de combustible con bajo contenido de azufre (0,1%) y que las tecnologías alternativas no son económicamente viables para buques que operan parcialmente en las SECAs.Sin embargo, el uso de gasoil marino presenta tanto problemas técnicos como económicos al tratarse de un combustible hasta un 70% más caro que requiere de inversiones para obtener suficiente capacidad en los tanques y asegurar que los combustibles con bajo contenido de azufre se mantengan segregados del resto. Por lo que se refiere a la tecnología de los scrubbers o sistemas de tratamiento de gases, se observa una falta de experiencia de los suministradores de equipos en las dificultades que plantea su operación; la incertidumbre sobre la legalidad de descarga de agua de lavado en puertos UE y un alto coste tanto de los equipos como de su instalación, especialmente en buques ro-pax.Los problemas en el uso de GNL también son comunes. Faltan infraestructuras de suministro y las normas para las operaciones de suministro se dictan caso a caso, a falta de una norma europea uniforme. Además, hay incertidumbre sobre el precio del GNL y los posibles peajes por uso de terminales. Aún es pronto para conclusiones, dice ECSA, aunque en esto de la SECA y el 0,1% a uno le viene a la memoria el filme "Y la nave va" de Fellini, donde la realidad y lo fantástico cohabitan con la ópera como marco conceptual, mostrando el final de una época. El marco, aquí y ahora, es Europa y el medioambiente, donde los armadores luchan por hacer coexistir la realidad de la industria con la arcadia verde. Y a pesar de todo, la nave va.