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Solventar ya

No es lo mismo que un estibador portuario realice 22 movimientos de contenedores en una hora que 23. Para nada. La actividad logística, por tierra, mar y aire, requiere, precisamente, de movimiento. Mucho, muy bien hecho, frenético, preciso y muy coordinado. Esa, amigo lector, es la forma de medir el tiempo de las empresas en general y muy particularmente de las empresas logísticas.

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 18:39

Luego está el tiempo de los políticos. Generalmente, como ya he escrito en alguna ocasión, su forma de medir el tiempo nada tiene que ver con la nuestra. Eso es lo que más les separa del mundo empresarial. Ellos van a su ritmo. Nosotros, al que dicta el mercado. Por eso muchas veces lo que les pedimos es, sencillamente, que se aparten y nos dejen caminar. Pero no. Han de tomar decisiones que nos afectan, y por tanto, hasta que no se deciden, nosotros a veces no podemos hacer nada. Por eso precisamente se hace tan desesperante su lentitud. En los últimos meses, por distintas circunstancias, entre las que figura el hecho de estar en periodo electoral, esa lentitud se ha convertido casi en parálisis. Y no sólo cerebral. Ocurre que, una vez celebradas las elecciones, las cosas, en cuanto al tiempo necesario para la toma de decisiones, van a cambiar contundentemente, a peor. Nos exige el mercado, ni más ni menos que como siempre, que tomemos decisiones en tiempo real, con agilidad. Solventar es el verbo sagrado al que rinden culto los profesionales de la logística. Pero ahora, la masa que parecían tener en sus manos nuestras autoridades se ha hecho más espesa, hasta convertirse en cemento. Hemos pasado de que se tomen decisiones muy despacio a, directamente, no decidir. Este periodo post electoral que vivimos va a ser el peor de todos para la economía y la logística. Si hasta ahora lo normal era esperar estas semanas hasta que se forme gobierno, en esta ocasión mucho nos tememos que el proceso va a ser más lento todavía. Ha de formarse gobierno, han de distribuirse cargos, han de enterarse de qué va su cargo... apañados vamos. Nuestros dirigentes futuros, los que sean, deberían tener muy en cuenta que nuestro sector, como quizás otros muchos, no puede esperar. Necesitamos que se clarifique cuanto antes el nombre de los que van a ser responsables de los temas que nos atañen a todos cada día, constantemente. Casi es preferible una decisión regular hoy que una mejor fuera de plazo. Necesitamos que se active ya el mecanismo de decidir. Nuestro sector no puede aguantar sin que se solvente desde las administraciones lo que les toque. Ya no pedimos un ritmo empresarial en la toma de decisiones, aunque debería aspirarse a ello. Lo que hay que exigir es que la configuración de gobiernos y el reparto de responsabilidades se haga con la mayor celeridad posible. De hecho, los partidos políticos ya deberían tener preparadas antes de las elecciones todas las combinaciones posibles de pactos y alianzas, todos los escenarios, que tampoco son tantos. Del mismo modo, sabiendo que igual les toca jugar, deberían tener más que claros los nombres de los titulares y de los reservas para todos y cada uno de los cargos a los que pueden aspirar. Todos querían, con ansia viva, gobernar, mandar, decidir. Pues, venga, vamos... ¿a qué esperan?