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Días de perros

Hacía un día de perros. Como en la víspera, la antevíspera y los días que les precedieron. Como los siete días de la semana anterior y las cuatro semanas de febrero que dejaron caer sus días como 28 bombas de racimo, tan húmedas y frías, que hasta el ánimo se batía en retirada. Tan obstinadamente llovía, tan terca y puñeteramente. Llueve sobre mojado en Bilbao y en su puerto, que vive días perros en los muelles. Llueve como en los viejos tiempos, que tal vez siguen aquí...

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 19:15

Empapados de lluvia y bilis, esparcidos por el suelo frente a las oficinas de la Sociedad de Estiba del Puerto de Bilbao, decenas de panfletos con el logotipo de UGT y las fotografías a color de tres directivos de Bilboestiba, señalaban, amenazantes, a quienes los autores del panfleto acusaban como ejecutores del despido de un compañero. Llovía a cántaros el jueves pasado en el Puerto de Bilbao en el primer día de la huelga convocada por las tres fuerzas minoritarias de la estiba. Qué lástima que la acción sindical, tan generosa y necesaria para arropar y defender al compañero defenestrado (la legalidad de la reforma laboral no necesariamente legitima decisiones calificables como injustas y desproporcionadas), quedara viciada por los panfletos acusadores. Tensión y lluvia en el puerto en un verdadero día de perros.Apenas una hora después, cambié los muelles asolados por el agua, el viento y el antagonismo social, por el decadente sosiego de la Sociedad Bilbaína, un edificio decimonónico varado en pleno centro de Bilbao desde cuyos ventanales se ve la vida pasar a través del retrovisor del tiempo. Destemplado, los pies húmedos y la cabeza aún pensativa en un conflicto, el de la estiba, recurrente como la lluvia en este Bilbao de marzo, el almuerzo del Propeller Club prometía al menos un momento de calma. El conferenciante, Manuel Santos, director general del Puerto Autónomo de Bilbao de 1979 a 1992 repasó la relación puerto-ciudad y los principales hitos de la ampliación del puerto, del que fue uno de sus artífices.De vuelta en la oficina, tecleé por curiosidad "Manuel Santos Puerto Bilbao" en Google y encontré un artículo de El País del 18 de junio de 1986, titulado "Comenzó a funcionar ayer el Puerto de Bilbao después de dos meses de huelga". Dice así: "El Puerto de Bilbao comienza a funcionar paulatinamente, una vez logrado un acuerdo transitorio entre estibadores y Administración, en la línea de lo pactado en Barcelona el sábado entre la Coordinadora Estatal de Estibadores y el secretario general de Empleo. El conflicto ha paralizado el puerto durante 55 jornadas, ha supuesto unos 40.000 millones de pesetas de pérdidas y ha puesto en riesgo la actividad de 20 empresas portuarias, que durante la semana pasada presentaron regulaciones de empleo". Párrafos después leía: "Manuel Santos, director del puerto, se mostró esperanzado por el pacto, del que dijo tiene la ambigüedad de los grandes acuerdos. Nadie es el ganador ni el perdedor". Pero añadía la periodista: "Los orígenes del conflicto no parecen, sin embargo, superados, por más que unos y otros traten de correr una tupida cortina sobre el problema".Al día siguiente de leer este artículo, Coordinadora y ELA desconvocaban la huelga en el puerto, obteniendo de la empresa el compromiso de readmitir al compañero despedido. Ya se abren claros en el cielo, ha dejado de llover y asoma el sol. Pero los días de perros volverán a Bilbao y al puerto. Seguro. Aunque visto lo uno y leído lo otro, para perros, perros, aquellos 55 días de junio de 1986, en los que ¡cómo no! hizo un calor de perros. ¡Y qué culpa tendrán los pobres perros!