Una ministra que, el otro día, con cuña sobre la estiba incluida, le volvió a dedicar a los periodistas -con los pies clavados en el sitio y tras las mágicas palabras de “estoy lista para lo que quieran preguntar”- 2 minutos y 52 segundos, un logro para alguien que gusta de ofrecer muy pocos detalles de lo que va a hacer mientras se explaya con lo ya hecho, es decir, un hueso para los periodistas.Estos gestos con la prensa de Pastor coinciden con esa reflexión del Gobierno del Partido Popular de las últimas semanas que apunta a que las encuestas ahora mismo son tan desfavorables para el PP porque el Ejecutivo de Mariano Rajoy se ha dedicado en esta legislatura, ante todo, a resolver los problemas de España, mientras que ha dejado de lado el hacer política, frase que, si me lo permiten, debería consignarse en todo manual del buen diálogo de besugos.“Tal vez no hemos hecho política”, ha insistido el propio Rajoy y, claro, uno se da cuenta de que lo que hay ahí es un enrevesado eufemismo y, sin entrar a valorar lo que en el subconsciente del presidente del Gobierno significa tan magno concepto, lo que está claro es la idea a transmitir: nos hemos dedicado a resolver los problemas de España pero no hemos vendido bien la moto. Esto no cambia para nada los logros o los fracasos pero, si no se sabe o no se valora lo que has hecho, difícil es que te voten por muy bien que creas que has gobernado.Coincido plenamente con esta autocrítica, sui generis todo hay que decirlo, del Gobierno, pero a ello añado que no ha sido por una distracción, pues se ha trabajado seriamente en el sentido totalmente contrario, obsesionados con no rendir cuentas de la gestión. Por andar huyendo de las preguntas incómodas han perdido la oportunidad de explicarse. En el pecado llevan su penitencia.Víctima colateral de esta política de comunicación ha sido durante gran parte de la legislatura la ministra Pastor, quien me da a mí la sensación de que sufre bien poco por los dimes y diretes, si bien está siendo modélica en estas semanas a la hora de activar el modo precampaña electoral y comenzar a poner en valor todo lo ejecutado.En este discurso ha comenzado a difuminarse alarmantemente la Estrategia Logística, un asunto capital en el que, si me lo permiten, le ha sucedido a Pastor lo contrario que a Rajoy: frente a los hechos ha habido demasiada “política”, por utilizar el eufemismo presidencial.En este sentido, ahora mismo poco está transparentando Fomento de la situación real de los objetivos prioritarios que rigen la Estrategia, hasta el punto de que la mayoría de los agentes sectoriales que integraron la Mesa de Expertos que con la Unidad Logística definió la misma vienen insistiendo en las últimas semanas, dado el preocupante silencio, en que “está muerta”.No es así, ¿verdad ministra? ¿Verdad que en una semana vamos a pasar de la política a los hechos con una batería contundente de proyectos concretados? ¿A que sí?