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Salir a empatar

  • Última actualización
    28 septiembre 2018 23:17

La información publicada ayer por Diario del Puerto sobre el impacto medioambiental del PITVI supongo que a muchos de ustedes les habrá dejado indiferentes. No les culpo, más que nada porque es el propio Ministerio de Fomento el que asevera en el Informe sobre Sostenibilidad Ambiental que no es precisamente un plan estratégico de estas características el llamado a corregir en profundidad los retos en materia de impacto ambiental, algo discutible, evidentemente.Tampoco ayuda a tomar conciencia el enfoque de la medición, pues el Informe calcula el impacto ambiental del sistema de transportes resultante del PITVI pero también el generado por este a la hora de construir todas las infraestructuras necesarias. Por eso la referencia con la que se compara el PITVI en el Informe es el PEIT. Ahora bien,  de aquí resultan muchas más conclusiones de las que a simple vista pudiera parecer y algunas de ellas bastante críticas.Obviamente, desde el más puro resultadismo, los baremos de impacto ambiental vuelven a recordarnos el famoso tema del afán egocentrista de todo gabinete ministerial en la definición de una planificación propia. Prácticamente, en datos globales, en cuanto a sostenibilidad el PITVI no aporta nada. Para qué cambiar la planificación entonces, ¿no? Más adelante responderemos pero, en todo caso, yendo más allá, merece la pena detenerse en subrayar cómo desde el punto de vista modal el avance medioambiental del marco de inversión y realidad que emana del PITVI es el mismo al que nos llevaba el PEIT en el ámbito marítimo y aeroportuario, algo bastante cuestionable por cuanto es muy dudosa la eficiencia de algunas grandes infraestructuras en cartera con un gran impacto medioambiental y que no parecen evolucionar con el nuevo plan.Ahora bien, el gran hilo del que tirar lo encontramos en los otros dos modos, en el modo carretera y en el modo ferroviario. El primero es el único para el que de una forma significativa el PITVI logra una mejora con respecto a la tendencia que marcaba el PEIT, argumentada en el propio Informe por una definición más óptima de determinadas inversiones y corredores viarios.En cuanto al ferrocarril, que viene a centrar todas las dudas puesto que es el modo con más cartel de sostenibilidad, tal vez el icono de la misma, el PITVI hace una apuesta por el aún más contundente que el PEIT, redoblando los esfuerzos inversores con respecto al total invertido, aunque resulta que en la comparativa con la tendencia marcada el PITVI pierde.El escenario inversor y el futuro marco creado da como resultado un impacto medioambiental mayor, eso teniendo en cuenta incluso la transferencia modal prevista por la nueva eficiencia del modo, hasta el punto de que el propio Informe recuerda que en materia de economía y eficiencia del transporte las diferencias ferroviarias de PEIT y PITVI son “poco significativas”.¿Que cómo es posible esto con la apuesta tan contundente por el ferrocarril, ese que es tan sostenible? Hay una conclusión bastante obvia: no es cierto que el ferrocarril por el que se está apostando en términos de inversión, el AVE, sea en global tan verde, con una ingente inversión que tiene un impacto de grandísimas proporciones en todo el proceso constructivo y no parece generar una mejora relevante en el impacto ambiental en cuanto a transferencia de pasaje.Por tanto, habrá que refugiarse para justificar la actual planificación en las razones de eficiencia económica, de mejora de la calidad de vida incluso de búsqueda de réditos políticos, porque la sostenibilidad, sí, vale, esta ahí, pero importa poco más que para empatar.