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Vibraciones numéricas

Se dice que los números son uno de los conceptos humanos más perfectos, que en ellos está escrito el origen del Universo, las claves del presente y del futuro. El mismo Pitágoras desarrolló una relación entre los planetas y su “vibración numérica”, que llamó “Música de las Esferas”.

  • Última actualización
    29 septiembre 2018 00:56

Según su método numerológico las palabras tienen un sonido que vibra en consonancia con la frecuencia de los números como una faceta más de la armonía del Universo y las leyes de la naturaleza. Ni entiendo esa “Música de las Esferas” ni soy capaz de percibir sus “vibraciones numéricas”. Lo más cerca que jamás estuve de la “música universalis” fue una tarde de 2008 en el estreno mundial en el Guggenheim de Bilbao, del álbum “Music of the Spheres” de Mike Oldfield. Escuchar la “Música de las Esferas”, percibir sus “vibraciones numéricas” resulta hoy tan difícil como contemplar las estrellas. Es tanto el ruido, tanta la luz a nuestro alrededor, que todo lo silencia y lo ciega. En cualquier caso, los numerólogos, que se sepa, no ocupan plaza de funcionario en ningún ministerio. Y aunque  la numerología dejó de ser disciplina matemática para caer en el pozo de las pseudociencias, los números siguen explicando el mundo a nuestro alrededor; se siguen utilizando para legitimar acciones propias y deslegitimar las ajenas; conservan intacto el poder de su lógica. Ya se lo decía el profesor Pierre Aronnax al arponero Ned Land en “20.000 leguas de viaje submarino” cuando éste exclamaba: “¡Ah, los números! Con los números se hace lo que se quiere”. “En los negocios, sí, Ned; pero no en matemáticas”, le respondía el profesor. En el transporte terrestre del Puerto de Bilbao los números van y vienen como pelotas de ping-pong desde que la nueva Asociación de Transportistas Autónomos del Puerto (ATAP) se presentara hace unas semanas como alternativa al modelo sindical “de conflicto, desconfianzas e incomunicación” de Sintrabi y Egas, según ATAP, que aseguró que la asistencia a su primera reunión “rozó el 50% del colectivo autónomo, 290 transportistas, que reforzaron su confianza en la nueva Asociación”. La nota de prensa remitida por su agencia adjuntaba una foto que no mostraba a los 290 transportistas sino a nueve personas en torno a una mesa del escenario. Y claro, con tal “prueba”,  Sintrabi lo tuvo fácil para restar el saque de ATAP asegurando, en otra nota, que “los supuestamente 290 transportistas que asistieron a la Asamblea (amigos y portuarios incluidos -sic-) no representan ni un 25% de la flota total”.  Y es que Sintrabi sitúa la “flota estable” de camiones del Puerto de Bilbao en más de 1.100 transportistas autónomos. Sean ciertas estas últimas cifras o las anteriores (que venga un notario) también se aprecia confusión en las letras. Las de CETM, concretamente, que corresponden tanto a la Confederación Española de Transporte de Mercancías como a la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar.  Ataca Sintrabi en su nota a ATAP con el argumento de que el nuevo sindicato “da prioridad a una invitación de la CETM (patronal pura y dura)”, en referencia a la Confederación, cuando se diría que es con Coordinadora con quien ATAP desea estrechar lazos. Y para añadir más enredo a este juego de cifras y letras, están los “números”,  las “plazas” por las que muchos transportistas han pagado elevadas sumas de dinero para trabajar en el puerto vasco, según un modelo contingentado. ¿Cuál es hoy el valor de esos “números”? ¿El mismo para los transportistas de ATAP que para los de Sintrabi o Egas?  “Con los números se hace lo que se quiere”, decía el personaje de Julio Verne. Puede que Ned Land tuviera razón. Pero a Pitágoras, ¡qué difícil se lo están poniendo los transportistas del Puerto  de Bilbao!