En estos últimos años, han sido las empresas fuertes, normalmente las integradas en grandes multinacionales, las que han ido activando estos nuevos proyectos. Han sido servicios adaptados a las necesidades del nuevo mercado nacido de la crisis, es decir, fundamentados en la reducción del consumo y subidas de costes. Por ello, se han producido alianzas estratégicas entre operadores que, hasta 2008, eran enemigos acérrimos. Inteligencia empresarial, señalaron entonces los directivos de estos operadores; puro sentido común aplicado a unas necesidades económicas inevitables, añado yo.
También ha sido inevitable la decisión de Hanjin Shipping en Algeciras. El viernes, de prisa y corriendo, la Autoridad Portuaria de Bahía de Algeciras tuvo que preparar una rueda de prensa para que uno de los principales operadores marítimos del mundo hablara. Algo que se presentaba así, no podía terminar con una buena noticia. Y así fue. Hanjin confirmó que no ejercerá su opción preferente para explotar la Fase B de Isla Verde Exterior, donde ya opera desde 2010 en la Fase A. Devastador anuncio, sobre todo, porque era un proyecto en el que no sólo estaba implicada la compañía (al menos moralmente). Estoy segura de que la comunidad portuaria, la ciudad, también lo sentía como propio. Las cifras previstas incluían una inversión en la construcción de unos 200 millones de euros y 400 empleos. Y, una vez puesta en servicio, jornales equivalentes a la actividad anual de más de 300 estibadores. Ahí es nada.Los motivos esgrimidos para tener que tomar tal decisión fueron enumerados por el consejero delegado de TTI Algeciras, Alonso Luque, quien estuvo acompañado del presidente de la APBA, Manuel Morón, abatido ante el anuncio. Según Luque, las complicaciones de la coyuntura económica actual, la imposibilidad jurídica de que haya más prórrogas a la opción preferente, los actuales costes operativos de la terminal y la falta de inversiones en infraestructuras ferroviarias que conecten de forma competitiva Algeciras con Madrid han tenido la culpa. ¡Zas! En un momento, hubo para todos: para la Administración, la APBA, la estiba y las empresas voraces que entregan sus cargas al mejor postor. Y digo que hubo para todos porque cuando se habló de los costes operativos se mentó la poca "sintonía" de la estiba con la compañía en este último año. Es más, se insistió: se pierden 300 puestos en la estiba. ¿Alguna duda de a quién iban dirigidas esas palabras? También se recordó que urge la conexión ferroviaria y que las inversiones no llegan. Ahí la piedra fue a parar a Madrid, al Ministerio y al puerto. Por último, se reflexionó sobre la volatilidad del tráfico de transbordos. Ahora, resulta, que ya no es tan bueno y hay que potenciar la import/export. Sin palabras. Llámenme loca, pero diría que muchos logísticos de este país llevan años hablando de este tema. Soy consciente de que hay puertos que han sido realistas y han sabido valorar los transbordos como lo que son, soluciones a corto plazo para mantener un nivel de trabajo e ingresos, pero, ¿se han preparado para pelear en el mercado import/export? ¿Con qué medios e infraestructuras? Seamos sinceros se inicia una nueva etapa para los puertos españoles, los africanos están a la que cae. Lo malo es que ahora lo que cae es el transbordo.