Es a cuenta de lo que la semana pasada dijo en Madrid un alemán, director de la Transport Logistic para más señas. Soy consciente de que últimamente todo lo que dicen los alemanes parece que tiene que ir a misa y terminar convirtiéndose en palabra de Dios. Al fin y al cabo, hasta el dimitido Benedicto XVI era alemán. Ahora bien, el responsable de la mayor feria logística de Europa se mostró en su comparecencia en Madrid riguroso, cualidad que, unida al hecho de que una entidad independiente certifica en Alemania los datos de participación en sus ferias, me resultan suficientes para creer sus datos: en 2013 habrá 2.000 expositores en 9 pabellones con, de nuevo, más de 50.000 visitantes profesionales.Se lo confieso, fue escuchar estos números y sentir como si en mi cabeza estallaran doscientas sirenas de esas rojas y estridentes que usan los americanos en los submarinos para anunciar que están en la diana de los torpedos enemigos.“Más de 50.000 visitantes …, justo los mismos que tiene el SIL”, pensé. Claro que, con grandes diferencias: 500 expositores y 1 pabellón tuvo el SIL en 2012 y 2.000 expositores y 9 pabellones tiene la Transport Logistic en 2013. Es decir, que los alemanes no se lo montan muy bien, parece, porque mientras el SIL genera 100 visitantes por cada expositor, los de la Transport Logistic atraen apenas a 25. Y, además, mientras los alemanes tienen que desparramarse por 9 pabellones de 110.000 metros cuadrados, al SIL en un pabellón le sobra para reunir los 50.000.¿Que hay truco? Bueno, pero no seré yo el que pronuncie hoy ese verbo relacionado con decir lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa, un pecado, por cierto. Eso sí, un consejo: a estas alturas de la película es obvio que todo el mundo logístico en España tiene asumido que las cifras anuales de participación en el SIL son una exageración y, siendo conscientes, como a buen seguro lo es la organización, que al anunciar esas cifras al término de cada edición antes que orgullo o satisfacción lo que se provoca es sonrojo, tal vez sea el momento de ser humildes, hacer borrón y cuenta nueva y dejar de ser rehenes de la careta.Lo importante, así lo creo, es que ninguno de los que seguimos apostando por el SIL vamos a rasgarnos las vestiduras y dejar de ir porque mañana salga la organización y diga que realmente eran 10.000 o los que sean. Los expositores ya lo saben, los periodistas ya lo saben, los visitantes ya lo saben. Lo vemos con nuestros ojos año tras año, pero seguimos yendo porque, en mayor o en menor medida, las cifras de participación, las reales, nos siguen compensando.¿Que por qué no dejarlo entonces como está y seguir metidos en el juego? Pues porque en estos tiempos de purificación la oportunidad que se presenta de ser valiente y multiplicar la credibilidad, de engrandecer la humildad y la complicidad con el sector logístico nacional es tal que creo que el SIL no la puede dejar pasar. Es un consejo, una piedra angular sobre la que volver a edificar. “Tu es Petrus…” En fin, que ya pueden volver a mirar al tejado en busca de su Santidad.