Además, la Dirección General de Coordinación de la Administración Periférica del Estado realizó un análisis de actividad de los 42 Puestos de Inspección Fronteriza existentes en el Estado, 21 en aeropuertos y 21 en puertos, y determinó que un total de 13 (11 de ellos en aeropuertos) registraban un nivel de actividad en los últimos cinco años que no justificaba las obligaciones del personal y equipamiento técnico que su mantenimiento requiere, siempre según la Administración estatal.Que la eficiencia haya sido elevada a la categoría de nuevo dogma político resulta, en sí misma, una buena cosa. Nunca es tarde para corregir excesos. Pero para ello hay que tener muy claro qué es lo excesivo y qué lo indispensable. Cataloguemos en otro momento lo deseable. El caso es que el resultado de los recortes para el Aeropuerto de Vitoria-Gasteiz ha sido la pérdida de la categoría H-24 y la suspensión del PIF, dependiente éste de Sanidad. Y eso que todas las administraciones, repito, t-o-d-a-s, han subrayado siempre su valor logístico y su innegable carácter estratégico.Sin embargo, Foronda es hoy un aeropuerto sin pasajeros y lo que resulta más lacerante, una infraestructura a la que los recortes han restado gran parte de su competitividad para la carga. Foronda, conviene recordarlo, es el cuarto aeropuerto de España en volumen de carga y con toda probabilidad, el que peor parte se ha llevado del Plan de Eficiencia Aeroportuaria. En amplios sectores de Euskadi y concretamente de Álava, existe la sensación de que no se está llevando a cabo una gestión aeroportuaria con criterios que respondan a la actual estructura política del Estado, ni tampoco a las necesidades del propio transporte. El sistema centralizado, gestionado por el Ministerio de Fomento y AENA, constituye un instrumento de control político y de política territorial, que acaba definiendo el papel, las prioridades y la jerarquía de cada aeropuerto en el sistema de transporte, también de carga.Con la reducción de su horario operativo a 12 horas, de lunes a viernes, y la suspensión del PIF, Foronda tiene ante sí un dilema difícil de resolver. Con estos recortes, ¿cómo va a ser competitivo?, ¿cómo va a atraer aviones cargados con pescado y animales vivos? Y si no hay pescado ni animales vivos, mercancías en las que es especialista, no habrá PIF. Tampoco futuro. Al menos, a Foronda le queda la esperanza de que la política, que debe ser siempre el arte de hacer posible lo necesario, cumpla este papel, y revierta la situación. El Parlamento Vasco ha pasado a la acción y ha exigido al Gobierno la retirada del recorte horario en el servicio del aeropuerto alavés, el restablecimiento del H-24 y el mantenimiento del PIF. Pero además, ha instado al Gobierno a iniciar conversaciones para abordar la transferencia de la competencia aeroportuaria prevista en el artículo 10.30 del Estatuto de Autonomía de Gernika, aprobado hace casi 34 años y que aún se encuentra sin materializar.No faltarán quienes juzguen esta petición del Parlamento Vasco como un brindis al sol. Se equivocan. Foronda es una pieza clave en la logística vasca que necesita unas condiciones mínimas para desarrollar su actividad, siempre en términos de eficiencia. Y si AENA no quiere o no puede facilitar dichas condiciones, es hora de que se traspasen sus competencias a la Comunidad Autónoma Vasca y que alguien lo haga en su lugar. La pista de Foronda se hizo para aterrizajes y despegues. No para vuelos rasantes.