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A no defraudar

Decía José María García con asiduidad en sus encíclicas radiadas que “el halago debilita”, una máxima que hemos olvidado en estas últimas décadas de magnos conseguidores y que muchos también han desterrado desde la honestidad de querer ser justos en las valoraciones.

  • Última actualización
    29 septiembre 2018 02:02

Fieles a nuestra dinámica histórica pendular, vivimos ahora inmersos en la abominación del chupatinterismo, el enchufismo y el palmiespaldismo, en un reverdecer de la crítica social y la indignación que, a buen seguro, servirá para fortalecer esta debilitada sociedad de flores, micrófonos y sobres.Quien les habla es un refunfuñador profesional, un cascarrabias excelso, un “renegador” confeso, un reconocido protestante que siente querencia por alertar de las sendas equivocadas, siempre más acuciantes que las acertadas.El resultado está a la vista, como educadamente me afeó hace excasas fechas uno de los expresidente de Puertos del Estado. “Leí el otro día un artículo tuyo en el que estabas muy enfadado, enfadadísimo. Hombre, no hay que ponerse así”.“¿Pero cree que había algo de razón?”, le contesté con desconcertado orgullo.“Hay opiniones para todo”, me respondió diplomáticamente, tal vez por no entrar en discusión o más bien porque no se acordaba del fondo y sólo se había quedado con mi indignada forma, que lo oscurecía todo.Hoy yo venía aquí a hablarles de la Unidad Logística y en el saco se me acumulaban un buen puñado de “peros” y una ristra de acuciantes “porqués” capaces de volver a enfangarlo todo y dejarles el cuerpo deprimido y descorazonado.Sí, sí, como buen Libra que soy venía preparado también con la balanza y un par de manojos de parabienes para equilibrar el asunto, consciente, no estoy ciego, de la buena predisposición sectorial con la que ve la luz la iniciativa. Así debe ser.Les aseguro, eso sí, que no traía ni medio celemín de escepticismo, ese mal que aqueja a quienes presumen de estar de vuelta de todo y a los que, lamentablemente, el tiempo da la razón con exasperante asiduidad.En cualquier caso, fieles a la máxima evangélica de el que tenga oídos que oiga y el que tenga ojos que vea, prefiero subsumir mi faceta crítica de esta semana al párrafo de ocho líneas publicado en la edición del lunes de Diario del Puerto, en un breve recuadro bajo el título de “¿Qué es la Unidad Logística?”. Vayan a buscarlo y aprovechen así la ocasión para estrenar la renovada “Hemeroteca” de diariodelpuerto .com. Liberen su mente, procedan a la lectura y verán cómo sin darse cuenta les surgen los “peros” y los “porqués”. Y punto y final a mi ración de contrariedades semanales.Es bueno que empleemos el espacio que resta en ponderar el hito que representa el que por vez primera en su historia el Ministerio de Fomento intente diseñar una política coordinada, coherente, global y estratégica en materia logística.Hay que alabar que el Ministerio haya decidido movilizar a sus estructuras y forzar a todos sus responsables a que gestionen también el ámbito de las mercancías como un factor esencial para la competitividad de la economía española.Es bueno que, además, se dé el primer paso con el sabio recurso de escuchar a los colectivos directamente implicados, que es siempre la mejor manera de acertar.La oportunidad es histórica y las expectativas creadas de enormes proporciones. Señora Pastor, ahora, a no defraudar.