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PIGS

Estamos de Carnaval.  Lo sé porque lo he leído en los periódicos, lo he visto en la tele... y porque esta mañana, en lugar de levantarles para ir al cole, he dejado dormitando a mis pequeños renacuajos mientras yo me ponía la máscara de los lunes y el disfraz de currela. La tarde anterior, mientras soportaba aterido en San Mamés un chaparrón de lluvia y goles, escuché decir a un vecino de tribuna que los Carnavales están hechos para climas más benignos, para gentes con otro carácter. “Ya sabes... para la gente del sur”, dejó caer.

  • Última actualización
    29 septiembre 2018 02:07

Servidor, la verdad sea dicha, el Carnaval me la trae al pairo aunque este desapego es puramente personal y no pretendo en ningún caso hacerlo colectivo. A mi vecino de tribuna, sin embargo, la ignorancia y los prejuicios le nublan el  juicio. Esta mañana de lunes de Carnaval debería haberse hecho un hueco en la Severinstor de Colonia para comprobar que a -1º los Carnavales también existen. Sin coplillas ni murgas pero con su puntito cachondo y de crítica social. Todo muy alemán, eso sí.Este año, como tal vez lo hayan visto al igual que yo en los periódicos y en la tele, en el “Rosenmontag”,  el principal desfile del Carnaval de Colonia, se podrá ver una carroza que representa a Angela Merkel como una “mamá cerda” cuyas ubres amamantan a sus cuatro cerditos hambrientos, pintados con las banderas de Portugal, Italia, Grecia y España, respectivamente. La carroza, cuyo nombre ignoro, sería la representación carnavalesca del acrónimo PIGS (Portugal, Italy, Greece y Spain, y del que parece haberse caído Irlanda), que se refiere a los cuatro países del sur de Europa cuyas economías son vistas como un lastre para los ricos Estados del norte.Uno no concede demasiada importancia a este tipo de “susedidos”,  que prefiere considerar anecdóticos y sin mayor transcendencia, aunque tampoco  ignora que este tipo de representaciones, a base de mucho insistir,  acaban creando un imaginario colectivo que degenera en estereotipos y falsas realidades. El caso es que Guitrans, la patronal guipuzcoana del transporte de mercancías por carretera, viene tiempo denunciando “el abuso de poder que están sufriendo desde hace muchos años”  los transportistas españoles en el sur de Alemania, en la zona de Baden-Württemberg, que linda con Francia, por parte de las autoridades germanas, realizando inspecciones técnicas a vehículos con la ITV “perfectamente realizada en muchos casos muy recientemente” que, según Guitrans, son obligados a pasar una nueva ITV en Alemania en la que “siempre se detectan defectos que hay que reparar in situ, en los talleres que los agentes indican y soportando varios días de espera para su reparación porque tienen mucha carga de trabajo”, con el coste económico que todo ello supone en concepto de reparación, de retraso en la entrega de la mercancía y de menor facturación por su paralización.¿Qué motivo hay para que las autoridades germanas no otorguen credibilidad y validez a las inspecciones realizadas en España? ¿Por qué un camión que puede circular perfectamente por toda Europa no puede hacerlo por Baden-Württemberg? Son preguntas que se hace Guitrans y a las que el Ministerio de Transportes alemán, la Embajada alemana en Madrid y el Ministerio de Fomento deberían dar una respuesta. Si el verdadero problema está en los camiones y las ITVs españolas, malo. Si está en las autoridades de Baden-Württemberg, peor todavía, por lo que de arbitrariedad y discriminación tiene.  ¿O es que se trata de un nuevo “impuesto” a los transportistas españoles por ser uno de los PIGS ?