Y seguro que las colas en las entradas a las terminales son de órdago. Es lo que tienen los paros del transporte, que cuando los transportistas vuelven al trabajo tienen que recuperar el tiempo perdido, porque al final los contenedores que hay que mover son casi los mismos que se habrían movido de no haber habido paro aunque, eso sí, en un plazo de tiempo más breve.La semana pasada, el protagonista absoluto en los puertos de Barcelona y Valencia fue, sin duda, el transporte terrestre de contenedores, un sector que sufre en sus carnes las consecuencias de una dura crisis económica y que venía arrastrando de épocas anteriores su propia crisis endémica, lo que ha desembocado en una situación delicadísima de los transportistas autónomos y también de las propias empresas.Y ya dice el refrán que a perro flaco todo son pulgas. Y las pulgas en este caso han venido en forma de Comisión Nacional de la Competencia, que ha observado prácticas que atentan contra la libre competencia y ha vuelto a imponer multas millonarias a las asociaciones de transportistas de contenedores que operan en el Puerto de Barcelona. Entendiendo que esta es la gota que colma el vaso en un sector casi herido de muerte, las empresas se negaron a trabajar la semana pasada, igual que hicieron los transportistas autónomos. La coincidencia en las decisiones casi parece una imaginativa estrategia ‘win to win', es decir, una práctica en la que ambas partes ganan. Y es que si únicamente hubieran parado los autónomos, las empresas podrían haber seguido trabajando, lo que hubiera ido en detrimento de los primeros. Y a la inversa. Si las empresas paran y los autónomos no, éstas poco conseguirán porque los contenedores pueden moverse. Pero esta vez han ido de la mano ambos lados de la cadena.Y es que los tiempos de crisis parece que son propicios para el establecimiento de alianzas que en épocas de bonanza podrían parecer difíciles de llevarse a cabo. No hace mucho pasó lo mismo en el terreno de la estiba, con estibadores del norte y del sur de Europa uniendo sus fuerzas para luchar en pro de sus derechos adquiridos. Ha sido, y lo sigue siendo aún porque la lucha no ha terminado, otra estrategia ‘win to win', ya que ambos, tanto los del norte como los del sur, están defendiendo lo que consideran suyo, aunque partan desde posiciones diferentes.Estas estrategias ‘win to win' parecen, a priori, muy positivas. Pero lo interesante no es llevarlas a cabo, sino mantenerlas. Y eso, cuando llegue la bonanza económica, puede que sea más complicado de conseguir porque vuelve a entrar en juego con fuerza la variable de la competitividad.Sin embargo, ¿no creen que una estrategia basada en lograr que todas las partes ganen es, tanto en tiempos de crisis como en tiempos de bonanza, mucho más interesante que una ideada para que una parte gane y las demás pierdan?Quizás el establecimiento y la permanencia de este tipo de estrategias en el mundo empresarial debería ser una de las oportunidades y de las ventajas que nos esté dando la crisis.