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Patada a seguir

Fue Aristóteles el que dijo aquello de que “el hombre es un ser social por naturaleza”, una sentencia que no tengo yo muy claro que el sabio griego hubiera pronunciado si hubiera visto hoy a los niños de 4 y 5 años jugar al fútbol. En ese progresivo despertar a la vida yo no veo muy sociables a los infantes en lo de darle a la pelota. Al segundo de ponerse el balón a rodar, el juego se convierte en un barullo de empujones y patadas donde los que tienen más iniciativa intentan que nadie les quite la pelota mientras los más tímidos pululan alrededor como moscas a la espera de que les caiga un balón despistado. Querido Aristóteles, veo a estos niños en plena efervescencia de su instinto y lo tengo claro: aquí nadie se “asocia”, cada cual hace la guerra por su lado.

  • Última actualización
    29 septiembre 2018 02:18

Estoy seguro de que el sabio griego corregiría mi premisa y me haría advertir que, se asocien o no, el mero hecho de jugar juntos ya es suficiente síntoma de sociabilidad. No lo voy a negar, pero ese enjambre futbolístico, loa a la montonera y despropósito guardiolista sólo se resuelve desde el individualismo: o sale un miniMessi y se los chulea a todos hasta la portería contraria o aparece un Pepe y de un patadón manda a correr a todos para otro lado del campo.La Comisión Europea no parece haber encontrado aún a su Messi en la montonera de la legislación portuaria. Las últimas noticias que llegan de Bruselas es que de nuevo no hay valor para hacer una directiva y que la solución va a ser, una vez más, lo de “patada y a seguir”. Pues vale, todos tan contentos por seguir manteniendo la puerta a cero, cuando la preocupación debería ser honda porque aún no nos hemos enterado de que trabajamos sobre el polvorín que representa no saber las reglas del juego.Es oír hablar de directiva de puertos y a todo el mundo se le inflaman los sabañones y se le abultan las venas del cuello y, sin más, empezamos con las etiquetas, los adjetivos calificativos y las vuvuzelas entonando su histeria de lucha en contra o a favor de la liberalización.Ahora bien, por ser hoy un poquito Aristóteles, me gustaría cambiar la premisa e invitarles a hacer una reflexión un poquito anterior. No se trata de liberalizar o no, de tener una o 50 sociedades de estiba, de contratar por aquí o por allá... El problema de una directiva de puertos es anterior a todo este debate.Ahora mismo, necesitamos un marco legislativo común en materia de servicios portuarios en Europa, el que sea, repito, el que sea, me da exactamente igual, pero no podemos vivir sin ese marco común, por mucho que cada vez que queramos intentarlo nos entren los siete males.¿Por qué? Porque aunque nos sintamos muy seguros cada uno con nuestro particular sistema interno, porque aunque todos los países naveguen en un status quo silente que a partir de ahora parece ser que será negociado en un Comité de Diálogo Social, resulta que en cualquier momento aparece el Tribunal de Luxemburgo y nos hace un siete, lo pone todo patas arriba, sin importarle ni mesas, ni acuerdos, ni sendas, ni metas, ni pactos ajenos al derecho e intrascendentes a ojos de quien sólo responde ante los principios fundamentales del Tratado de la Unión. Por tanto, estar sin directiva, la que sea, es jugar con fuego y apostarlo todo a que alguien denuncie y la Justicia, ¡pum!, nos explote la pelota.Claro que resulta que ya han denunciado, que España ya tiene un dictamen motivado, vamos, que esto ya está pasando... Y digo yo, ¿es racional que la Comisión endiñe su potestad legislativa al poder judicial? ¿Es racional reformar el sistema portuario a golpe de sentencia? Sí, reformar, ¿o es que creemos que este partido lo vamos a ganar sin más?