Todos los agentes que se interesaron por participar en el diálogo que proponía la Mesa del Transporte (guiada por la Generalitat), cuyo objetivo era optimizar los procesos que harían más competitivo al sector, fueron llamados al orden por Competencia. Increíble pero cierto: debatir, hablar, intercambiar experiencias... puede ser susceptible de investigación y, lo peor, sancionado con miles de euros... Así que las asociaciones se tienen que cuidar muy mucho de lo que dicen, de las recomendaciones que hacen y de cómo valoran determinadas informaciones porque, pese a tener el derecho a la libre expresión, no se deben emitir afirmaciones que puedan minar la libre competencia. De hecho, tampoco se pueden realizar estudios comparativos de precios de carburante, ni sacar precios mínimos de servicios, porque el libre mercado es lo primero, según Competencia, claro.Pero entonces, ¿si no sabemos cuáles son nuestros costes, cómo sabemos si alguien está trabajando por debajo de ellos? ¿Cómo denunciamos conductas dumping si no sabemos cual es el mínimo que definiría una conducta correcta?Como consumidora, agradezco que exista una entidad que vigile que no se cometan las injusticias que los monopolios, por ejemplo, favorecen, pero ¿por qué tanta afición al sector portuario? Les puedo asegurar que hay otros sectores mucho más susceptibles de sanción (véase las eléctricas o las operadoras de telefonía). Esos procedimientos sí que afectan a la ciudadanía pero parece que no interesan. Por otro lado, los transportistas, tanto autónomos como empresas, además de estar preocupados por Competencia reclaman estos días más seguridad en las operativas portuarias. Son conscientes de que las prácticas no son las más acertadas y han alzado la voz para pedir la redacción de un protocolo de riesgos laborales. Parece que el resto de operadores también lo ven así, con lo que estoy segura de que, en breve, se pondrán a trabajar en ello. En lo que la polémica está servida es en el tema del sobrepeso. Los transportistas se quejan de la carga excesiva de los contenedores, y sin echar culpas a nadie, instan a la búsqueda de soluciones. Pero, asumiendo que existe, no seamos bobos la picaresca es deporte nacional y donde entran 40 entran 45 toneladas, ¿quién es el responsable del sobrepeso? ¿Y quién tiene las herramientas para saberlo y puede aportar soluciones? Si se pusieran medidas de control ¿se perdería competitividad? ¿Habría clientes que zarparían a otros puertos? Y, por último, si el exceso de peso afecta a la seguridad vial, como aseguran los transportistas valencianos, ¿por qué en Cataluña se permiten las 44 toneladas y no protestan los chóferes?Quedemos para hablar de estos asuntos y lleguemos... ups no sé... lo mismo viene Competencia y nos sanciona. ¿Será que quieren que no se haga nada?