Cada vez que llega a un puerto un nuevo responsable se fija una serie de objetivos prioritarios. Uno de ellos, sin lugar a error, siempre se centra en el desarollo comercial, la consolidación de clientes y la apertura de nuevos mercados. Eso es así y tiene toda su lógica porque, para bien o para mal, en casi todos los casos ya pasó la época de los tráficos cautivos y hay que salir a la arena para pelear casi cada gramo de carga.En realidad, si somos sensatos, debemos reconocer que los principales comerciales de un puerto son aquellos agentes que, en último término, van a decidir por dónde mueven la carga de sus clientes en función de las posibilidades de conexión, la rapidez y, obviamente, el precio.Es aquí donde es fundamental la labor de las autoridades portuarias, que son las que deben partirse la cara para conseguir que su puerto esté bien conectado desde el plano multimodal, que sea eficiente y lo suficientemente competitivo como para ser una alternativa fiable y segura. En definitiva, las entidades portuarias deben asegurarse de que el recinto es un lugar que aporta valor añadido a las mercancías porque solo de ¡esa forma se incide en la competitividad de la economía de la región.¿Y cuál es entonces la labor comercial de los puertos? Pues muchas y muy variadas; desde la acción directa de promoción sobre colectivos exportadores e importadores, pasando por la relación directa y fluida con los miembros de la comunidad logístico-portuaria, hasta el fomento de relaciones institucionales, locales e internacionales y el establecimiento de sinergias. Entre otras muchas más cosas, por supuesto, como por ejemplo el márketing.Pero hay otro ámbito comercial, quizás no tan cultivado, que es el que en definitiva acaba de dar sentido a toda la acción promocional. Estamos hablando de la "inteligencia comercial", esa "masa gris" que es capaz de detenerse y analizar el mercado, la coyuntura económica y social, tanto a nivel local como internacional, y que va generando lo que yo llamo "píldoras supervitaminadas" de información que, utilizadas con sentido, pueden convertir en muy productivas determinadas gestiones.Pero como decía al principio, lo importante es tener algo que vender, porque los vendedores de humo acaban siempre por desparecer entre la bruma.El Puerto de Valencia lleva años preparando una estrategia para llegar a Aragón. Su acción en este mercado siempre ha ido a un ritmo lento porque por más que los recintos valencianos estuvieran preparados para dar salida al tejido productivo aragonés, no existían unas conexiones dignas que pudieran garantizar, ya no incrementar la competitividad, sino que no se iba a reducir.Con la autovía Mudéjar a pleno rendimiento y con una conexión ferroviaria que a golpe de chequera portuaria va mejorando, ha llegado el momento de reiniciar la ofensiva. El evento promocional del pasado martes en Zaragoza ha sido la primera de otras muchas acciones que a partir de ahora se van a ir desarrollando en esta comunidad autónoma.El gerente de Aragón plataforma Logística lo dijo bien claro: "Nadie nos puede acusar de falta de neutralidad, nuestro objetivo es ser más competitivos y la competencia favorece este objetivo". Cristalino. El mejor postor será el que ofrezca más, más rápido y más barato. Como siempre, vaya.