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Las y los máquinas

Parece que hay un ligerísimo despertar del sector. Como si se tratara de un viejo dinosaurio dormido, poco a poco, más por el ruido del progreso que por voluntad propia, se va desperezando para concienciarse de que está ya en medio del futuro.

  • Última actualización
    15 diciembre 2017 00:00

Barcos de 50.000 TEUs, otros, o los mismos, navegando solos, terminales que mueven las mercancías sin portuarios, camiones sin conductor, contratación directa de toda la cadena logística, drones que reparten los pedidos... Un panorama a medio o largo plazo que no verán nuestros ojos. O sí. Los detractores de tanta novedad esgrimen lo mismo que se ha usado siempre para subyugarnos unos a otros: el miedo. A mí, particularmente, me pone todo loco eso de que las máquinas se apañen solas. No me da miedo. Me aterra el hombre, no las máquinas. Incluso en las películas más catastrofistas, cuando a las máquinas les da por ir por libre, lo que se les suele ocurrir es poner a los hombres a buen recaudo, librando así al ser humano de su principal problema: el ser humano. Lo mismo que estamos haciendo nosotros mismos, con la diferencia de que si lo hacen las máquinas, tendremos a quien echarle la culpa. Tampoco me parece tan mal. Si lo piensan bien, todo lo malo que tragamos hoy en día es por causa de decisiones desquiciadas de los hombres. Los muertos en las carreteras, las guerras, el hambre, los suicidios, las fronteras... detrás de todas las cruces con las que cargamos entre todos, hay decisiones humanas. Ocurre que las máquinas no son de los nuestros. Y ahí la hemos fastidiado. Cuando un coche sin conductor falle y genere un accidente... todo se retrasará de nuevo. Sin pensar en los miles de muertos que causa la estupidez humana día a día. Pero.. como son "nuestros estúpidos", no pasa nada. De todos modos eso de ser de los nuestros se esgrime ya en nuestra actualidad. Si muere un francés no es lo mismo que si muere un español. No valen igual mil nigerianos que tres alemanes... Un error de una máquina conduciendo una grúa, equivaldría, por ejemplo, a decenas de muertos en la estiba por error humano. El miedo a las nuevas tecnologías lo único que consigue es retrasar el progreso, pero nunca pararlo. Por tanto, con miedo o con ilusión, es bueno tener en cuenta los tiempos que vienen y prepararnos. El mundo se mueve, y lo mueve la logística. Una logística mejor, más libre, menos sometida a intereses partidistas, generará un mundo mucho mejor. Eso sí que es posible que no lo veamos, pero eso no nos impedirá seguir creyendo en ello. No sabemos las consecuencias de lo que se acerca, de los nuevos tiempos, de la nueva logística. Pero, con consecuencias o sin ellas, las novedades llegarán. Por tanto, por curiosidad o por pragmatismo, hemos de abrir bien los ojos, acabar de desperezarnos, lavarnos la cara, y mirar al horizonte con la cabeza alta y el brillo ilusionado en los ojos. O así, o muertos de miedo. Al contrario de lo que, de momento, les pasa a las máquinas, nosotros tenemos la opción de elegir. Aprovechémosla, y elijamos entre sacar rendimiento al progreso o intentar pararlo. Lo peor que nos podría pasar es que los automatismos nos dominen, aunque ahora que lo pienso, prefiero que nos dominen las máquinas antes que "los máquinas" que actualmente se encargan de conducirnos con paso firme y seguro... hacia el abismo.