Una condena para los logísticos de Valencia y Barcelona que quieren moverse entre esos puntos para reuniones de trabajo. Algo que pasa día sí y día también. Para ello se ven obligados a convivir 8 horas con variados incívicos gritones, desde hooligans a la ida, a pavas guiris con verborrea a la vuelta. Y cuando crees que estás llegando te anuncian que el tren va con retraso. Otra vez. Ya ven que no exagero, entre unas cosas y otras, 8 horas de condena para un rato de reunión. Los logísticos del Mediterráneo viven en el jodido tren. Si alguna vez encuentran un cepillo de dientes en el lavabo del “Euromerd”… es de alguno de estos castigados profesionales. O mío.
Desde mi perspectiva global no entiendo por qué se le da tanta importancia a la situación de las conexiones ferroviarias en Extremadura. A mí me parece mucho más tercermundista la situación de la conexión entre la segunda y la tercera capital del país. Increíble lo que la política puede hacer en el capítulo del atraso y de la ilógica. Quitan las ganas de salir de la madriguera.