Bulle el sector como un botellón de cava en manos de Fernando Alonso, apelotonándonos como burbujas en espuma hirviente y descontrolada a la espera de que nos terminen de dar a todos el trofeo de la vacuna y, una vez que acabe de sonar este pandémico himno, nos descorchen ojalá que para siempre.
Mientras tanto estamos inmersos en un complejo horizonte de posibilidades sociales, pues antes la gente se veía o no se veía, iba o no iba, estaba o no estaba, un adorable maniqueísmo que ahora queda subsumido por este embrollo posibilista donde para hacer una entrevista, sin ir más lejos, el procedimiento estándar es que primero tienes que mandar un cuestionario para ser respondido por el finado, luego te atienden por zoom para ampliar la entrevista y más tarde quedas con él o ella físicamente para hacer las fotos... sin mascarilla y, claro, tomando algo porque lo cortés acaba derrotando al protocolo...