Casi desapercibida ha pasado la convocatoria de elecciones para formar el Comité de Empresa del Centro Portuario de Empleo del puerto de Valencia, el primero que se constituyó en el país y el segundo más relevante en cuanto a número de personas, casi una cuarta parte de los estibadores y estibadoras censados en el sistema portuario de interés general.
Quizás Valencia nunca ha sido un puerto estridente para los estibadores por lo que a representación sindical se refiere. Tradicionalmente, tanto Barcelona como los puertos canarios han abanderado el rol de la representación sindical portuaria, impulsados también por la procedencia de los líderes que ha tenido el sindicato mayoritario de la estiba en España, Coordinadora.
Desde un discreto segundo plano, los líderes valencianos han contribuido decisivamente a reforzar el peso específico de los estibadores en el sector y se han erigido como pilares básicos en la estrategia y en la formación del ideario que en la actualidad sostiene el colectivo en su constante “enfrentamiento” con la patronal, para “defender los intereses de la profesión”.
Las elecciones de febrero al Comité de Empresa en el CPE de Valencia tienen bastante más importancia de lo que parece, tanta que los amantes de las diferentes lecturas que se pueden hacer de los resultados de unos comicios van a tener tiempo para derrochar tinta impresa y digital en sus disquisiciones eternas y personalistas. Prefiero quedarme con lo sencillo, con lo de andar por casa, para tratar de hacer un análisis más objetivo y riguroso de la relevancia de estas elecciones.
Coordinadora aspira legítimamente a revalidar su mayoría en el Comité de Empresa del CPE, donde actualmente cuenta con 13 de los 23 delegados. Esta posición dominante, que además viene de años atrás, le ha valido para actuar con cierta libertad e implementar las políticas que el sindicato ha marcado desde su cúpula. Los líderes valencianos de Coordinadora, con evidentes cualidades en el ámbito formativo y de la comunicación, han trabajado duro para proyectar una imagen diferente a la de años atrás y nadie les puede negar que ellos han sido los que han dirigido la estiba durante unos lustros en los que el recinto portuario valenciano ha crecido a un ritmo espectacular.
No siempre llueve a gusto de todos, por eso no hay que descartar que otras formaciones sindicales consigan arañar nuevas representaciones. Faltará por ver, además, de dónde llegarán los votos que pueda tener el nuevo sindicato Solidaridad Obrera, que de la mano de Pedro Vicente, ha irrumpido como alternativa “tradicional” a las fuerzas dominantes.
Un buen amigo, y estibador, me dijo en alguna ocasión que la inmensa mayoría de las personas que conforman el censo de la sociedad de estiba están básicamente preocupadas por ir a trabajar, con las mejores condiciones de seguridad e higiene, hacer su trabajo lo mejor posible y regresar a casa para estar con los suyos y tener una vida más allá de los muelles. A este buen grupo de profesionales les interesa, como a todos, asegurar la pervivencia de la profesión y se alejan de las discusiones de patio de vecinos, cotilleos y derivados que muchas veces inundan la actualidad local de la estiba.
Defender la profesión, más en esta época de incertidumbre e inestabilidad normativa, no es algo que se pueda dejar en manos de cualquiera. La fuerza portuaria y la unidad son los argumentos que han hecho grandes a los estibadores y estibadoras españoles, por lo que no les conviene perder ahora esa gran ventaja. Digo.