Ocurre que ningún profesional logístico aceptaría otra cosa distinta al crecimiento sostenible y medioambientalmente respetuoso. Ocurre, que eso a estos les da igual. Y habremos de defendernos de ellos, como ya hemos hecho en ocasiones anteriores. Pero con mucha más fuerza. Por el bien de todo el país
Mira que cada semana me propongo dejar ya de hablar de esto, pero es que no me dejan. Nos dicen que el sector logístico portuario valenciano ha de contar hasta diez, no entrar al trapo, tener paciencia. Pero yo siempre he creído que la paciencia está sobrevalorada. Que, junto a la humildad mal entendida, ha constituido la base para que los tóxicos creen su tiranía sobre los justos. Nos queda el tiempo de vida que nos queda. ¿Callarnos? ¿Esperar? ¿A qué? ¿A que entiendan? No quieren entender. Incluso creo que no se han parado realmente a pensar cuál es su verdadera opinión. Sus aseveraciones insultantes en los medios, día sí y día también, sólo obedecen a la desesperada estrategia puntual del grito seco que les permita mantenerse en la palestra. Ahí donde te suben el jerez al caballo. Ahí donde, por unos u otros rebotes, se han mantenido toda su vida.
Al sector ya no le queda mejillas. Nos sentimos como se sentiría Messi si tras meter tres goles el Camp Nou le pitara. Mira que llevamos años leyendo y oyendo infundios y críticas al Puerto de Valencia. Pero lo de estos días no lo había visto jamás. Y cuando creemos que los politiquillos han tocado fondo en forma de declaraciones alucinadas o de silencios insoportables, sale el eurodiputado Esteban González Pons y pone la guinda, con su ya tristemente famoso artículo, publicado en Las Provincias, “Joan Ribó tiene razón”. “También resulta incomprensible -escribe- que semejante transformación paulatina de la capital del Turia en retrete de un megapuerto se esté produciendo sin que los ciudadanos rechisten, o lo que es peor, sin que se entere”. Chúpate esa, marquesa. Curioso mundo este en el que si le gritas a un gato te crucifican, pero si ofendes a 40.000 familias que viven del Puerto… no pasa nada.
El impacto medioambiental de la ampliación es el que se ve, el que cualquiera puede comprobar por sí mismo desde hace años: Entre mínimo y ninguno después de implementar las medidas correctoras oportunas. Ocurre que la ampliación Norte está diseñada a la sombra de la Ampliación Sur, para que no se creen nuevos efectos medioambientales. Ocurre que los diques de abrigo están hechos hace años, por lo que cualquier ciudadano puede constatar que ese efecto es, efectivamente, ninguno. Ocurre que ningún profesional logístico aceptaría otra cosa distinta al crecimiento sostenible y medioambientalmente respetuoso. Ocurre, que eso a estos les da igual. Y habremos de defendernos de ellos, como ya hemos hecho en ocasiones anteriores. Pero con mucha más fuerza. Por el bien de todo el país.
González Pons tenía razón cuando, siendo conseller, aprobó la ampliación con todo tipo de alabanzas. Quizás porque entonces mandaba su partido. Tenía razón cuando, en una entrevista que yo mismo le hice en 2006 para una de nuestras publicaciones me decía “…El Puerto es uno de los pulmones de la economía valenciana. Gracias al Puerto, Valencia se ha convertido en la puerta de Madrid. Gracias a ser la Puerta de Madrid, Valencia puede presentarse como la fachada de España. A Madrid se entra por Valencia, por tanto, quien quiera mirar a España, debe mirar a nuestro puerto. Hemos sabido combinar el puerto comercial con un puerto popular, eso muy pocas ciudades en España pueden disfrutarlo”. Tenía razón. Lo que no tiene es respeto.