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Hay que morirse...

  • Última actualización
    09 febrero 2024 05:20

El cese de Pilar Jurado al frente de la Dirección General de Aduanas nos confirma que nadie es eterno en este mundo de la política y de la función pública y que antes o después hay que morirse, aunque uno tiene la percepción de que lo preferible es antes, por aquello de que al menos en las valoraciones se haga justicia.

Así, nadie debería ponerle un pero a la afirmación de que lo mejor en estos cargos es siempre acertar con el nombramiento y, luego, disfrutar de la buena gestión y la experiencia cuanto más tiempo mejor, pero lo cierto es que en ejemplos como el de Aduanas el paso de tanto tiempo no cuestiona el buen hacer pero si acrecienta el hastío, multiplica el nivel de potenciales desencuentros y reduce el suflé, hasta el punto de que quienes debieran rasgarse las vestiduras con tu partida ven más que atenuada su excitación y en algunos casos casi se roza el cumplido. En este sentido, incluso los que deben justificar el cese encuentran con facilidad en el “llevaba mucho tiempo” un socorrido y desconcertante argumento de autoridad. Se les antoja una inmejorable excusa. Al fin y al cabo, si hay que morir lo ideal, dicen, es morir de viejo.