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Innovación logística: impulso ético y tecnológico

Las crisis son un reconocido acelerador de las transformaciones sociales y personales. La imprescindible digitalización integral de la cadena logística ha adquirido mayor visibilidad con el Covid-19. La capacidad de usar tecnologías como el blockchain o la Inteligencia Artificial e implementar la ventanilla única multimodal, invitan a redoblar esfuerzos que trascienden sus evidentes beneficios productivos, al configurarse como mecanismos para asegurar el abastecimiento y afrontar futuros escenarios de confinamiento.

  • Última actualización
    18 mayo 2020 08:34

Lo habitual en la gestación de los cambios tecnológicos es que el esfuerzo se centre en la faceta técnica, aparte de lidiar con las resistencias consustanciales a cualquier cambio. Sin embargo, la crisis sanitaria que vivimos evidencia la necesidad de afrontar la “nueva normalidad” con un impulso innovador de igual intensidad en lo tecnológico y en lo ético. El concepto de tecnología y sus beneficios resulta fácilmente asimilable, pero cuando planteamos la ética asociada a los negocios aparecen los pasos atrás y la preocupación por su coste y rendimiento. Se trata de una percepción cuestionable atendido que la ética estudia lo bueno y lo malo, el buen vivir, la virtud y el deber desde la Grecia Clásica (Siglo VI a.C.), por tanto, es aplicable a personas, organizaciones empresariales y sistemas sociales. Un instrumento de tal magnitud y alcance no debería subestimarse en sus posibilidades y resultados.

Bajando a la realidad los conceptos, debería considerarse acoplar un sólido bloque de cumplimiento normativo (Compliance) a la columna de información que permita la transmisión segura y estandarizada de datos entre los agentes de la cadena de suministro, tanto públicos como privados. Y no sólo en su vertiente de código ético o de buenas intenciones colgado en la web de cada agente, sino de verdadero análisis de riesgos de la estructura empresarial y las acciones correctoras correspondientes. Y ello va desde la ciberseguridad a la prevención de riesgos laborales tan fundamental en los centros de trabajo de manipulación de mercancías.

Bajando a la realidad los conceptos, debería considerarse acoplar un sólido bloque de cumplimiento normativo (Compliance) a la columna de información que permita la transmisión segura y estandarizada de datos entre los agentes de la cadena de suministro, tanto públicos como privados

Sorprende el discreto grado de implantación del Compliance en el sector logístico, ya que es un instrumento de mejora de procesos, generador de competitividad, crecimiento y desarrollo de la empresa. Para quienes necesitan tocar algo más pragmático para convencerse, conviene señalar el artículo 31 bis del Código Penal que establece los supuestos de responsabilidad penal de las personas jurídicas, y configura la exención de dicha responsabilidad si se ha adoptado y ejecutado eficazmente un modelo de organización y gestión que resulte adecuado para prevenir delitos o reducir su riesgo de comisión. En otras palabras, si la estructura logística de un operador es utilizada por alguien interno o externo a la empresa para el tráfico de estupefacientes, el Compliance tiene la doble misión de impedir dicha instrumentalización de la organización empresarial, y caso de no conseguirlo, servir de prueba ante el Juzgado conforme se han implantado las políticas de actuación derivadas de los análisis de riesgos realizados y conseguir la exención de responsabilidad.

Si conectamos el Compliance de todos los agentes a una ventanilla única multimodal (tecnológicamente es posible), pueden potenciarse los efectos indicados a nivel de sistema de compraventa y traslado de mercancías, generando seguridad a los usuarios y dificultando la perpetración de ilícitos. De este modo, en el mundo que viene, será más complicado ver noticias sobre millones de mascarillas que no cumplen con las certificaciones y que no son ffp2 por no haberse ensayado en un laboratorio notificado, ya que todo ello hubiera sido trazable de forma rápida y segura antes de la compra. Es más, quizá ni siquiera se hubiera puesto en marcha el fraude porque el sistema diseñado impediría que llegara a consumarse.