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José Manuel González

Siempre se ha dicho que en España se despide muy bien a aquellos que nos dejan, en nuestro caso, decir cosas buenas de él, de José Manuel González, es lo más fácil y acertaríamos en todo.

  • Última actualización
    08 noviembre 2021 16:33

Aquellas personas que hemos tenido el lujo, y digo el lujo, de compartir momentos y proyectos con él, solo podemos decir cosas buenas, de verdad, sería muy complicado encontrar algún adjetivo que fuera en detrimento de él. No creo que lo pudiera encontrar y yo, he tenido la suerte de conocerlo bien. 

De él podríamos decir que era bondadoso, profesional, altruista, desinteresado, buena gente, responsable, estudioso, apasionado, honrado, que amaba a su familia por encima de todo, buen amigo de sus amigos y de los que no lo eran también, en fin, podría seguir diciendo muchos más y no erraría en ninguno; estoy seguro que quien lo haya conocido coincidirá conmigo.

Por muchos palos que se llevara siempre volvía a la carga y me contagiaba de esa vehemencia que transmitía de aquello en lo que creía

He seguido su carrera profesional desde que empezó con su tío José Luis en la agencia de aduanas de Arola (al no poder ser militar que fue su profesión frustrada), después LG con Paco Tudón, donde completó sus conocimientos aduaneros. LG se convirtió en Pantos y, al poco tiempo, paso a Operinter donde fue de los pioneros en conseguir el Operador Económico Autorizado (OEA). De ahí pasó a Raminatrans donde tuvo la oportunidad de trabajar un año hasta que enfermó de cáncer y su familia paso a ser su prioridad. Le dijeron que tenía poco tiempo por delante y, lamentablemente, aunque en algunos momentos pensábamos que lo superaría, así ha sido, maldito cáncer.

Compartíamos, entre otras muchas cosas, la pasión por la implantación efectiva del OEA en España. Creía firmemente en la figura y en sus bondades. Por muchos palos que se llevara siempre volvía a la carga y me contagiaba de esa vehemencia que transmitía de aquello en lo que creía.

Lo último, la tarea de publicar una trilogía de libritos de entretenimiento referidos a Aduanas, y como siempre lo diste todo aun con la enfermedad a cuestas e hiciste un trabajo excepcional, me contagiaste el entusiasmo de llevar a cabo el proyecto. No buscaste beneficio personal, sino donar los beneficios a INCLIVA y todos hicimos lo mismo, donar todos los beneficios de la venta de los libritos a ese instituto que investiga el cáncer.

Hasta el último día has sido ejemplo de vida. Los últimos días han sido como la novela de García Márquez, “Crónica de una muerte anunciada”, con la diferencia que en la novela el que iba a fallecer no lo sabía, sin embargo, tu sí que lo sabias y estabas más sereno y relajado que tu familia y amigos. Ha sido increíble como te has despedido de todas las personas. Como has organizado tu propio funeral, has dicho qué personas querías que hablaran en él. Nunca había visto ni creo que veré nada semejante. Lo organizaste con la tranquilidad y serenidad que da el poder irte con la conciencia tranquila y sabiendo que solo has dejado bien a tu paso, y que nadie, nadie, podría decir nada malo de ti. Muy pocas personas pueden decir eso.

Seguro que en el cielo te necesitan (no encuentro otra explicación), necesitan buenas personas para poner un poco de orden. Tendrás que hacer un buen procedimiento OEA para separar los buenos de algún malo que se habrá colado. Estoy seguro que una vez puesto en marcha el procedimiento, no se colará ni un solo malo, será infalible.

Hasta siempre amigo, te acabas de ir y ya te echo de menos.