A los suricatas la tensión se nos advierte de muchas maneras: la torsión de los ojillos, el retorcimiento del pescuezo, la fruición de las patas al escarbar, el péndulo inquieto de la cola o la contracción impulsiva de los orificios de la nariz. Al fin y al cabo, no es fácil mantener la calma en esta selva, aunque los haya más que experimentados.
No hay más que ver las entrevistas publicadas en Diario del Puerto a lo largo de esta semana, en las que uno esperaría que dos de los personajes vinculados a dos de los sectores logísticos más tensionados, Antolín Goya y Jaime Moreno, en la estiba y en la carretera, respectivamente, mostraran algo más de nerviosismo, algo más de desaforada urgencia, pero su voz y su planteamiento es tan estoico como pragmático, algo así como “Keep Calm & Logística”. Más que una lección.
Puede que las cosas no siempre sea tan, tan, tan importantes.