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La excepción y la pena

Tras todos estos años analizando la operativa en los muelles, ya sabe el amigo lector que en ocasiones he perdido la esperanza de ver a portuarios y empresas trabajar en armonía y celebrando lo genial que puede ser eso de ganarse la vida en ese sector.

  • Última actualización
    17 septiembre 2020 17:22

Debo ser un soñador. Pero, miren por dónde, el domingo, tras el accidente, según me cuentan, unos y otros se pusieron, codo con codo, hombro con hombro, guardando las distancias, pero más cerca que nunca, a trabajar a tope para que la operativa volviera a la normalidad más pronto que tarde.

Cuántas grúas habrán de caerse para que unos y otros entiendan que han de entenderse. Que viven de lo mismo, empresas y portuario, y especialmente bien. Creo que todos o muchos de los profesionales del sector quieren que siga siendo así, al menos yo no tengo mayor inconveniente en que así sea, siempre y cuando dejen de fastidiar, con jota.

Y es que hay mil motivos para defender a los estibadores. O más. Entre ellos la peligrosidad, el valor añadido de su labor y, como nos lo ha recordado su actitud del domingo, su entrega en momentos de real emergencia.

Qué pena más grande que todo lo bueno que hay entre las empresas y entre los portuarios no sea suficiente para que se funcione de otro modo. Que lo de colaborar todos a una sea la excepción y lo normal sea… la pena.

Qué triste que año tras año sigamos con la espada de las normativas y los tribunales sobre la cabeza de la estiba. Que cada verano vuelvan a faltar portuarios cuando más faena hay.

Que pena que el colectivo estibador siga defendiendo, al menos públicamente, actitudes de determinados compañeros que les perjudican absolutamente a todos.

Qué pena que las empresas y la administración sigan dando “un pasito pa’lante y otro pa’trás”.

Qué pena que la unión en la preocupación y en el dolor que supone un compañero herido, se empañe con las posturas enfrentadas que genera la paralización de todo un puerto.

Algo de vergüenza debería dar tener tanto y disfrutarlo tan poco. Ya sé que no es sencillo. No es fácil, pero es justo y muy necesario luchar por ir al trabajo sin estar eternamente cabreados. 

No me quiero retirar sin ver a empresas, administración y portuarios disfrutar juntos de la gloria de trabajar en este sector.Y cada vez me queda menos. Para una cosa que les pido…

Sigo creyendo que hay buena materia prima en un bando y en otro. Muy buena. Tengo grandes amigos y gente muy admirada en ambos lados de la trinchera. Es cuestión de que comunicaran más y mejor. Sobre todo, mejor.

Desde que comencé a trabajar en esto de analizar el sector día a día, flipé con la envergadura de todo esto. Aluciné con eso y con lo que vi en una de las primeras noticias que me tocó cubrir, el enfrentamiento entre portuarios y fuerzas del orden en las instalaciones de Contenemar (otro día les cuento a los más jóvenes).

Desde entonces, sigo pensando que llegará un día en que empresas, portuarios y administración comuniquen más y, como digo, mucho mejor, con total realismo y sinceridad.

Ese será el camino para, ganando todas las partes, estén más relajados y sonrientes.

Y no me digan que lo solucione yo. Que a mí no me pagan tanto. Ni me pagan para eso.

No me quiero retirar sin ver a empresas, administración y portuarios disfrutar juntos de la gloria de trabajar en este sector. Y cada vez me queda menos. Para una cosa que les pido…