Se despereza Gijón en cinemascope, espléndido en este último jueves de marzo, proyectando su luz a todas las latitudes desde la playa de San Lorenzo, donde la arena traza una línea dorada entre un mar y un cielo que componen una inmensa paleta de azules. Pasadas las ocho de la mañana, con tantas muescas en el reloj de la iglesia de San Pedro, a los pies de Cimadevilla, como grados celsius en el termómetro de la Escalerona, un grupo de bañistas de ambos sexos, algunos ya entrados en años, cumplen con su rutina diaria.
Apoyado en la balaustrada que se asoma a la playa en Campo Valdés, les veo bajar al arenal por la Rampa 2. Ajenos a las miradas de quienes admiramos su arrojo o juzgamos su temeridad, caminan en parejas hacia la orilla, proyectando alargadas sombras sobre la arena mojada de la bajamar. Y sin vacilar, se sumergen en el Cantábrico para escalofrío de los curiosos.
“¡Gijón nos regala hoy un día de sol espectacular!”, exclama apenas dos horas después con sonrisa amable el secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, dirigiéndose a los periodistas que aguardamos en El Musel al arranque de la jornada “Avance Logístico del Corredor Atlántico en Asturias”.
No es la primera vez que acudo al Salón de Actos del Edificio de Servicios de la Autoridad Portuaria de Gijón, pero sí la primera que veo la placa colocada a unos tres metros de altura en la pared ante la que Santano atiende a la prensa rodeado por un arco iris de micrófonos. Casi más pendiente de descifrar la leyenda de la placa que de las palabras del secretario de Estado, leo la fecha del 2 de abril de 2005 lamentando haberme adelantado seis días al 20 aniversario. La placa recuerda el inicio de las obras de la Ampliación de El Musel bajo el pretexto de la inauguración del Edificio de Servicios. Figuran tres nombres: Vicente Álvarez Areces, Magdalena Álvarez y Fernando Menéndez-Rexach, a la sazón presidente del Principado de Asturias, ministra de Fomento y presidente del Puerto de Gijón. La placa confirma que la ex-ministra no gustaba de asistir a actos de “primeras piedras”, sino a inauguraciones de obras terminadas.