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La logística al rescate de Barbie

  • Última actualización
    26 junio 2023 05:20

Barbie ha regresado a mi vida. Cuando pensaba que la rubia entaconada había abandonado para siempre y por siempre mi conversación, regresa y lo hace con el rostro de actriz del siglo XXI y una banda sonora pegadiza e inolvidable. ¿Cómo no iba a recuperarse la canción de Aqua? Venga, confesadlo, todos estáis tarareando en vuestra cabecita: “I’m a Barbie Girl in a Barbie World/ Life in plastic, it’s fantastic/ You can brush my hair, undress me everywhere/ Imagination, life is your creation)”. Es imposible no hacerlo.

Pues la muñeca más famosa del mundo, que no tiene profesión porque “puede ser lo que ella quiera ser” -le paso propuestas por si cuajan: logística, estibadora, aduanera, camionera, pilota...-, ha vuelto a mi día a día porque la campaña de promoción que está haciendo el estudio es brutal. Premieres de los teasers, entrevistas con el cast y la directora, con los que iban a estar y luego no estuvieron, promos en redes sociales globales e informaciones curiosas como que durante la preproducción y el rodaje del film la cadena de suministro de pintura rosa colapsó. ¡Qué el mundo dejó de tener pintura rosa disponible! ¿Cómo os quedáis? Increíble.

Los proveedores no daban abasto y las producciones del esmalte rosado debían llegar a tiempo; así que, una vez más, la cadena logística tuvo que echar una mano y facilitar que las cosas se desarrollaran como tocaba. Porque, y no me cansaré de repetirlo, la actividad económica global es competitiva, viable y rentable porque el transporte y la logística la impulsan. Sin transporte, el comercio exterior no sería posible.

Lo sabían las civilizaciones antiguas del Mediterráneo, que consolidaron sus riquezas gracias a los intercambios comerciales que inventaron y promocionaron, y lo sabe la inteligencia artificial (IA) que, a expensas de las órdenes dadas por las personas, es capaz de organizar las rutas más eficientes, optimizar una terminal de contenedores y reducir las ineficiencias portuarias, entre otras muchas cosas.

Avancen en aquello que no es disruptivo antes de lanzarse a promover la digitalización sin saber qué es la digitalización

Por cierto, ¿no os parece que últimamente todo es “inteligencia artificial”? Hemos dejado de hablar de digitalización y ahora hablamos en términos de IA... Y no digo que sea malo, ni mucho menos, pero es que me sorprende que se está valorando la IA como herramienta innovadora y disruptiva, que cambia las reglas del juego en la cadena de suministro y la logística, con su análisis predictivo, su capacidad de personalizar el servicio al cliente reduciendo incertidumbres, el monitoreo de los niveles de inventario en tiempo real y su capacidad de automatizar el proceso de compras, mientras seguimos en un escenario en el que las empresas todavía no pueden conectarse entre sí con eficiencia (y sin costes astronómicos), la Administración no tiene optimizada la Ventanilla Única y la ¿irregular? ¿confusa? gestión de las infraestructuras físicas u obras deriva en colas en los accesos de las plataformas logísticas...

Porque la IA está fenomenal, pero que no nos tomen el pelo: señores gestores arreglen sus vericuetos administrativos, decidan el marco en el que tenemos que trabajar (las 44 toneladas, las ZBE, el Fit 55, etc.), doten a los servicios de inspección del personal adecuado y avancen en aquello que no es disruptivo antes de lanzarse a promover la digitalización sin saber qué es la digitalización. Pero si hay quienes piensan que digitalizarse es comprarse un nuevo ordenador y ya... ¡OMG!

Si de verdad pudiésemos elegir entre las tecnologías disruptivas, el blockchain -por poner un ejemplo- sería nuestra herramienta de cabecera. Pero las inversiones las ponen otros y queda mucho camino por andar...