Desmontando las ilusiones de aquellos que habían hecho sus apuestas por los favoritos (flipad: tras la muerte del papa Francisco, plataformas como Polymarket y Kalshi registraron millones de dólares -subrayo: millones- en apuestas sobre su sucesor), el pasado jueves nos confirmaron que Robert Francis Prevost, de 69 años, era el elegido. Había nuevo papa en el Vaticano: el papa León XIV.
Me sigue pareciendo increíble todo el acting que comporta el inicio de un nuevo pontificado. Frases que todos conocemos, ceremonias, vestimentas, etc. Todo es explicado con solemnidad y con cierta pátina de hito extraordinario que no volverás a ver en tu vida... y, spoiler, no es verdad. Los papas son finitos como personas que son, así que, lo más habitual, es que conozcas los pontificados de varios. Pero, lo dicho, toda esa tradición permite que la elección, con el cónclave como protagonista máximo, sea tendencia en redes durante semanas. Estaréis conmigo en que la capilla Sixtina le da rollazo al Cónclave, las cosas como son.
Y en medio de todo esto, logística, logística y más logística. Porque sí, la logística atraviesa los grandes acontecimientos -aunque a algunos no les venga bien- permitiéndoles brillar. La gestión logística ha sido necesaria para la ejecución de todo lo planificado en las semanas que han acontecido desde que se conoció el fallecimiento del papa Francisco. Desde el minuto 1. Y lo seguirá siendo porque entre las tareas que debe ejercer el jefe del Estado del Vaticano está la parte espiritual y gobernanza de la Iglesia Católica, obvio, pero también las relaciones internacionales y diplomáticas del Estado, así como los viajes pastorales que le llevarán por todo el mundo.
El Vaticano está implementando un ambicioso proyecto de logística verde
El papa Francisco realizó unos 43 viajes internacionales oficiales durante su pontificado. Estos viajes incluyeron visitas a 60 países diferentes y viajes dentro de Italia. Además, no hizo estos viajes solo. El séquito que acompañaba al papa Francisco solía estar compuesto por entre 70 y 100 personas, dependiendo del destino y la duración del viaje. Miembros de la Curia Romana, personal de seguridad, personal médico, equipo de prensa del Vaticano, periodistas acreditados, traductores, asistentes personales, organizadores litúrgicos... y para que todo saliera bien: una cadena logística de confianza en modo ON.
Y no solo hablamos de viajes o coordinación de grandes eventos. El Vaticano trabaja con empresas logísticas y de transporte externas para, por ejemplo, el transporte de bienes culturales (los Museos Vaticanos colaboran con transportistas de arte especializados para exposiciones en el extranjero), envíos diplomáticos, libros (la librería Editrice Vaticana y el diario L’Osservatore Romano colaboran con empresas de distribución para llevar sus publicaciones a todo el mundo), donaciones humanitarias o la simple logística interna de suministros y provisiones.
Por cierto, el Vaticano está implementando un ambicioso proyecto de logística verde denominado “Conversión Ecológica 2030”. Sinceramente, no conocía esta iniciativa que, además de contar con un naming bastante gracioso, tiene el objetivo de alcanzar la neutralidad climática para el año 2030. ¿Cómo? Pues a través de la reducción de la huella de carbono del Estado y la promoción de la sostenibilidad ambiental con la renovación de la flota de vehículos hacia la movilidad eléctrica o el uso de energías renovables.
En conclusión: sí, la logística vaticana existe y sí, es estratégica. No sabemos qué volumen de millones de euros se mueven para atender las necesidades logísticas del Vaticano, pero ya os digo yo que estamos hablando de decenas de millones de euros (si no centenares) y ¡este año tenemos el Jubileo!