Conscientes de la importancia vital (literal) que supone el cambio climático, últimamente se suceden los encuentros en los que estamos viendo a los logísticos analizar en detalle cómo gestionar la actividad para hacer que la cadena de valor sea más eficiente y sostenible. El compromiso por minimizar el impacto ambiental del transporte marítimo y acelerar la reducción de su huella de carbono está ahí y los operadores, todos, están por la labor, pero sin ser tontos y sin perder su competitividad en el camino a la salvación del planeta.
Urge establecer iniciativas que permitan llevar a cabo proyectos sostenibles desde todos los puntos de vista (económico, social y medioambiental) que contribuyan al bienestar de las actuales y futuras generaciones y, por eso, no se deben poner fronteras; es que, en asuntos de este tipo, es imposible hacerlo.
Hay que fomentar la creación de una conciencia común y pelear para que se deje de demonizar al transporte marítimo
Los barcos no son burbujas que escalan donde tú quieres, aunque muchos lo crean o lo deseen (ya, si eso, otro día hablamos de cómo pretenden algunos aislar a Rusia del comercio internacional y de si entonces, en ese caso, también entrará Competencia a recordarnos lo que es la libre competencia y lo que no). Como muestra, el seminario internacional sobre transición verde de la asociación MedPorts y el Puerto de Algeciras que se celebró el jueves y que reunió a expertos del sector procedentes de varios puertos mediterráneos de ambas riberas (que la cosa no iba de continentes sino de encontrar soluciones entre vecinos) y que permitió visibilizar aquello que para algunos es imposible, inviable, inmoral: que la cooperación es posible.
Los puertos del Estrecho (Algeciras y Tánger Med) confirmaron en el foro que trabajan de la mano, junto a los operadores, para incorporar novedades en la ruta marítima del Estrecho y que lo hacen con el fin último de optimizar la línea desde el punto de vista comercial, pero, sobre todo, desde un punto de vista medioambiental. #Loquetienequeser
Los puertos no pueden estar solos ante hitos que sobrepasan su gestión y, lo más importante, su control. Como insistió en el seminario el presidente del Puerto de Algeciras, Gerardo Landaluce, hay que fomentar la creación de una conciencia común y pelear para que se deje de demonizar al transporte marítimo, responsable del 80% de los intercambios comerciales mundiales y el modo de transporte más eficiente desde el punto de vista medioambiental por tonelada de mercancía transportada.
Es que no hay otra.
Por cierto, ¿y del Emissions Trading System (ETS) de la UE hay novedades? Pues parece que estamos en pausa y eso no es bueno...
El Green Deal de la UE, con su Fit for 55 (¿soy la única que llama al paquete europeo Fit Bit 2 de cada 3 veces que lo menciona?), es un buen marco, una propuesta necesaria, pero se tiene que ver la foto completa y entender que si hay países que han detectado incidencias (eufemismo al canto), lo mismo es que hay que ajustar alguna cosa.
ESPO y Puertos del Estado trabajan en dar a conocer los riesgos de implementar la medida tal cual está: pérdida de competitividad sin más efectos en el bienestar ambiental de los europeos que el sueño de algún incrédulo. Pero parece que algunos no quieren enterarse. Para doomies: tenemos que garantizar la libre competencia de los puertos europeos (¡qué no es sólo una cosa nuestra!) frente a los enclaves de terceros países. Hay que ir a fórmulas de reducción efectiva de las emisiones de CO2, en vez de promover exportarlas a nuestros países vecinos fomentando a los paraísos fiscales de CO2, sobre todo, porque no hay manera de controlar el aire.