Ni la inteligencia artificial ni los premios Nobel más listos ni los “cuñaos”... nadie se atreve a sentenciar, con seguridad y sin titubeos, qué tecnología o combustible verde reinará en el mercado de la automoción del futuro. Nadie. Es más, estoy segura de que, en estos momentos, comprarse un coche te convalida alguna asignatura en tu universidad de ciencias de confianza...
Vehículos híbridos y eléctricos se aparecen ante ti en los concesionarios con la solvencia de... las fabricantes y ya; porque, ¿quién tiene claro cuántos años dura un coche eléctrico? ¿Qué mantenimiento requiere un vehículo híbrido de 15 años?
Seguro que las marcas lo saben, han hecho sus pruebas y conocen a la perfección lo que resisten las nuevas baterías, cómo les afectan las altas temperaturas y las lluvias intensas (cada vez más habituales), qué mantenimiento requieren y qué reciclaje se podrá llevar a cabo una vez la vida útil del vehículo expire, pero nosotras, las personas de a pie, estamos vendidas. Por mucha ilusión que le pongas, la decisión final la acabas tomando teniendo en cuenta las ayudas del Programa de Incentivos a la Movilidad Eficiente y Sostenible, y si puedes ponerte un cargador en casa.
En el ámbito de la empresa el tema se enturbia porque la Unión Europea ya tiene su vehículo favorito, el eléctrico, y no se sonrojan al decirlo. ¿Que existen otras tecnologías y combustibles alternativos en estudio como el gas natural vehicular, el hidrógeno verde, los eco-combustibles o biocombustibles sostenibles? Sí, pero la UE solo habla del eléctrico. Y lo más triste es que se han marcado unos deadlines que son irrealizables por la sencilla razón de que no existen todavía los vehículos que respondan a las necesidades de potencia y tiempos de cobertura de las baterías, mínimos vitales para poder establecer rutas y garantizar las entregas y la conciliación del chófer. ¿Puede un camión eléctrico hacer rutas con cierta pendiente? No. ¿Puede la cabeza tractora más moderna cargarse en menos de una hora y hacer 500 km? No. ¿Entonces? ¿De qué nos habla la UE?