No es lo mismo desear llegar a la vejez que querer ser viejo, porque en asuntos de edad el futuro se nos vende como la extensión imperfecta del presente. Hagámonos por tanto a la idea de que el futuro que nos espera es cada vez más breve, pero no por ello menos excitante y gratificante. El futuro es de los viejos (personas mayores, recomienda el eufemismo).
Nunca se debe menospreciar el poder de los viejos, ni el valor de sus años y su experiencia, con todo su potencial transformador. Mi querido, mi viejo, mi amigo. Nunca se sabe de lo que un viejo es capaz. Que se lo digan a los palmeros, a los habitantes de La Palma, la Isla Bonita que vuelve a rugir desde sus entrañas, 50 años después. El volcán de Cumbre Vieja ha renacido para crear una nueva tierra con fuego, lava y ceniza. La tierra más joven del mundo está naciendo en estos mismos instantes desde el mismo vientre de Cumbre Vieja. Metáfora de la vida.
Nos hacemos viejos. Cada vez más. Y no se trata de un proceso individual, sino colectivo. Envejecemos en masa. La natalidad continúa a la baja en España y la pandemia ha acentuado la caída. En los seis primeros meses del año los nacimientos cayeron un 5,2% respecto al mismo periodo de 2020 y un 7,9% respecto a 2019, según el INE. Hoy, aproximadamente 1 de cada 11 personas en el mundo tiene 65 años o más. Para 2050, esta cifra aumentará a 1 de cada 6. Yo aspiro a formar parte de ese 16,66% de la población mundial. A ello me afano.
La sociedad está experimentando el cambio demográfico más impactante de la historia. El peso de los viejos crece con gran dinamismo al tiempo que cambian sus características, objetivos, expectativas y necesidades tanto en lo personal como en lo social. Así, el envejecimiento supone un reto, pero también implica nuevas oportunidades de negocio que buscan mejorar la calidad de vida de las personas mayores. Es lo que se viene a llamar ahora la “Silver Economy” o “Economía Plateada”. Precisamente mañana se inaugura en Mérida (Extremadura) el I Congreso de Economía Plateada.
Al igual que los servicios logísticos de última milla han visto crecer su valor añadido durante la pandemia, una población envejecida hará también que se diversifiquen los servicios de transporte y logística tradicionales
¿Pero qué tiene que ver la logística con el envejecimiento de la población? ¿A quién le importa?
Importa. Y mucho. A medida que la población mundial envejece rápidamente, la industria de la logística deberá adaptarse al auge de esta “economía plateada”, ofreciendo nuevos servicios para los clientes mayores y nuevas oportunidades para los trabajadores mayores. La salud y la seguridad en lo que respecta a las personas mayores será un tema central ya que las nuevas tecnologías ayudan a aumentar y reemplazar las tareas físicas y cognitivas.
Por otra parte, los empleados de mayor edad verán más valorada su experiencia a medida que la escasez de mano de obra se haga más acuciante. Cuando los líderes de la industria se jubilan, se produce una fuga de cerebros no siempre fácil de solucionar. Por otra parte, los consumidores de edad avanzada con un poder adquisitivo creciente, están modificando el mercado, lo que anticipa también cambios en la forma de hacer la logística.
Al igual que los servicios logísticos de última milla han visto crecer su valor añadido durante la pandemia, una población envejecida hará también que se diversifiquen los servicios de transporte y logística tradicionales para apoyar un mercado del que, más pronto que tarde, todos acabaremos formando parte.
“Creo que el primer niño que vivirá hasta los 130 años ya está entre nosotros. Estoy convencido de que ya ha nacido...”, dice Juan Carlos Izpisúa Belmonte, científico del Laboratorio de Expresión Génica del Instituto Salk de Estudios Biológicos de San Diego (EE. UU.). El futuro es hoy.