Sí, es cierto que si dura mucho nos vamos todos al hoyo. Pero, hoy por hoy, en mi caso, que cierren el gimnasio un par de semanas, me obliguen a estar en casa y mantengan alejada de mí a casi toda la humanidad… pues… qué quieren que les diga… pues bueno, pues vale, pues me alegro. Nunca soñé escenario similar, ni en vacaciones puede uno aspirar, ni con todo el oro del mundo, a una situación semejante. No es que yo tenga el bicho ese, creo que no, pero toser un poquito de vez en cuando me ayuda bastante a hacer hueco entre mi ser y otros seres. Es mejor que unas vacaciones, porque en vacaciones el gimnasio está abierto y uno se pasa el día dándole vueltas a eso de “tengo que ir, hoy voy, sin falta, luego, mañana seguro…” Va y resulta que ¡Ha cerrado!
Qué más quisiera yo que ir a hacer deporte, cuánto me gustaría recibirte, cómo necesitamos reunirnos, qué urgente, qué necesario… pero … no se puede. (¡yupi!).Bueno, no se me enfaden. Es por verle algo positivo al jodido apocalipsis zombi. En serio, aprovechemos para estar con nosotros mismos y reflexionar, que tampoco tenemos tantas oportunidades. Y así, cuando nos suelten fuera de la madriguera seremos… mucho mejores. Así será. Ya verán.