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Los puertos, un chollo pase lo que pase

  • Última actualización
    08 octubre 2025 05:20

No voy a perder mucho tiempo en recordarles todo ese rollo de que lo urgente es enemigo de lo importante, y muchos menos voy a gastar más de una frase en insistirles en la clásica enseñanza de que el mundo está lleno de cortoplacistas a los que les robaron el queso. Es más, termino este párrafo limitándome a recordar a los recalcitrantes del minuto y resultado que si no les importa pensar en el mañana es porque, como la zorra, ni llegan ni llegarán, pero prefieren creerse su monserga de que las uvas están verdes.

A partir de aquí, si me permiten, me gustaría seguir buceando en el melón de las tasas portuarias, esas que van camino de quedar congeladas por tercer año consecutivo sin que públicamente a nadie parezca importarle absolutamente nada, supongo que porque aparentemente no pasa absolutamente nada. Aparentemente.

Revisiten conmigo las cuentas de pérdidas y ganancias del sistema portuario. Vayamos a 2023, cuando los puertos españoles perdieron un 3,3% de sus tráficos con respecto a 2022. ¿Cuál fue el impacto de dicha pérdida de tráficos en la cuenta de resultados? Aparentemente ninguno. El importe neto de la cifra de negocios creció un 4% y, lo que es más importante, los ingresos por tasas portuarias (responsables del 87% del total de ingresos del sistema portuario) crecieron pese a todo un 3%.

El apellido es “de interés general”

Repasen conmigo a continuación los datos expuestos por el presidente de Puertos del Estado, Gustavo Santana, en la entrevista publicada la semana pasada. Al cierre del primer semestre de 2025, el sistema portuario obtuvo una cifra de negocios de 663 millones de euros, lo que supone situarse por encima de igual periodo de 2024. En dicha entrevista, Santana precisa que ha bajado la recaudación por la tasa de la mercancía, pero que han crecido los ingresos por la tasa del buque o la tasa de actividad, lo que sostiene el crecimiento de la cifra de negocios. Ahora bien, en ese primer semestre de 2025, se produjo un descenso del tráfico portuario del 2,9%, de nuevo sin impacto aparente en las cuentas de resultados.

La tentación, por tanto, no puede ser más que felicitarse. Esto de los puertos resulta que es un auténtico chollo. Pase lo que pase, siempre ganan.

Es más, resulta que la actividad ha tocado matemáticamente techo. Somos incapaces de romper la barrera de la prepandemia: según el año, o bien nos quedamos al borde tonelada arriba tonelada abajo, o bien damos un significativo paso a atrás, y así andamos estancados, repito, estancados, pero, lo dicho. Qué negocio este el portuario: la actividad no crece pero desde 2021 el sistema no ha bajado de los 300 millones de euros de beneficios, con el tercer mejor resultado de los últimos veinte años en 2024: 327 millones.

Insisto, vaya negocio, vaya salud financiera la del sistema, qué orgullo de solidez y de cuentas consolidadas saneadas... hasta que nos toca recordar que esto del sistema portuario no es el IBEX, sencillamente porque su apellido es de “interés general”. Por eso la facturación y la rentabilidad no son jamás un fin en sí mismo, lo hemos repetido hasta la saciedad. Son solo dos medios que poner al servicio de la economía y de su competitividad por la vía de la eficiencia logística.

En este sentido, las tasas son la fórmula jurídica ideal para no solo reflejar el mejor justiprecio en función del interés general, sino para ser usadas además como herramienta comercial, máxime con las funcionalidades de flexibilidad que aporta la ley.

Ahora bien, si nos dejamos deslumbrar por los beneficios, es normal que nos resbale que a estas alturas sigamos con los coeficientes correctores y las bonificaciones de 2023 o que prefiramos ignorar la senda de reducción de tasas del Marco Estratégico. Solo vemos en las estadísticas la columna de los ingresos, cuando los puertos para lo que están es al servicio de la columna de los tráficos. Ese es el verdadero valor: conservarlos y, sobre todo, incrementarlos, siendo atractivos en calidad y... sí, en precio, aunque nos cueste ganar menos.