Nunca sobra la información. Lo que sobra es la creciente farfolla que envuelve lo sustancial. Eso, la farfolla, es lo que hay a simple vista. Lo que todo el mundo puede ver y transmitir. Lo fácil. Lo superficial es, además, idóneo para hablar de ello, para comentar sin profundizar.
Nunca sobra la información. Lo que sobra es la creciente farfolla que envuelve lo sustancial. Eso, la farfolla, es lo que hay a simple vista. Lo que todo el mundo puede ver y transmitir. Lo fácil. Lo superficial es, además, idóneo para hablar de ello, para comentar sin profundizar. En ese mundo de lo superfluo habitan los egos. Y está bien, en algún sitio han de vivir, ningún problema. La única objeción es que eso de enfocar a lo aparatoso puede acabar por restar, dividir o eliminar directamente, la importancia de lo importante.
Pasa que ahora se emiten más y más mensajes, pero eso no significa que estemos mejor informados. En ocasiones lo que ocurre es lo contrario. La paja no nos deja ver las agujas. Ni la farfolla el maíz. Con la multiplicación de los mensajes superficiales hay que trabajar más para encontrar la información realmente importante. Datos sobre empresas, que quieren emitir las empresas, o datos de los vips, que quieren los vips que se sepan, llegan por doquier y con eso se llenan miles de medios de comunicación. A esto hay que añadir la guinda de la mala baba y la mentira, en el emisor o en el medio, y esa aterradora tendencia a perdonar alegremente la inexactitud y al falsedad. Nos pasamos la vida inmersos en un creciente bombardeo de mensajes, que nos maceran el cerebro hasta el punto de requesón, entre farfolla, mentiras y mala leche.
Miramos a todo, como las vacas al tren, pero vemos muy poco. Para ver hay que interpretar, investigar, limpiar, descubrir, verificar, clasificar, priorizar… Lo de ser crítico y analítico no es tan cómodo ni tan relajado como dejarse ablandar las entendederas por lo que nos cuenten, pero es especialmente imprescindible. Cada día más.
Miramos a todo, como las vacas al tren, pero vemos muy poco.Para ver hay que interpretar, investigar, limpiar, descubrir, verificar, clasificar, priorizar…Lo de ser crítico y analítico no es tan cómodo ni tan relajado como dejarse ablandar las entendederas por lo que nos cuenten, pero es especialmente imprescindible. Cada día más
Mucha de la información que difundimos desde este medio, cada hora, cada día, se la trabajan nuestros redactores. Los comentarios de esta sección nacen del análisis de nuestros periodistas. Fijarnos en lo que creemos importante y no viene en las notas de prensa, nace de los cientos de años de experiencia en la información logística que atesoramos entre los más de 30 profesionales de la comunicación que trabajan en Grupo Diario. Así, nos damos perfecta cuenta de lo que no es tan fácil de ver. Por ejemplo, nos llaman siempre la atención los muchos grandes profesionales, piedras angulares de puertos, empresas, asociaciones, que pasan por nuestro sector sin el reconocimiento debido. Sin discursos, ni estrados, sin portadas ni bombo ni platillo, pero desarrollando una inmensa labor de especial valor añadido. En estas páginas les ofrecemos el escaparate que merecen en momentos puntuales, y lo seguiremos haciendo, y cada vez más. Pero, sobre todo, no lo duden, les tendremos siempre el afecto que se merecen tras lustros de trabajar, creo, mucho y muy bien, y hacerlo, y de eso estoy seguro, con un talante exquisito. Son la esencia de este sector. Los que figuran como segundos en muchos organigramas, los que sin ellos ni la empresa pública ni la privada irían cara al aire. Habitan entre lo sustancial, entre la esencia. Hay que llevar muchos años en esto y apartar creciente farfolla para tener el privilegio de valorarlos, en lo que más importa: el trato humano.
Quien quiera conocer el sector logístico, se va a encontrar con más mensajes que nunca. Pero también con más dificultades para conocer de verdad lo que de verdad importa: los que de verdad importan, también.