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Los valencianos somos exportadores per se

  • Última actualización
    01 septiembre 2025 05:20

Voy a referir un hecho que dibuja muy bien cómo es el carácter exportador valenciano. Ocurrió en la época de la carga general anterior al container. La comarca de la Vall d´Albaida es más industrial que agrícola y en principio su fuerte era la fabricación de mantas. Hice varios viajes a dicha zona: Onteniente, Bocairent, Agullent, Albaida... en busca de carga, y logré hacerme clientes- amigos que son los más fieles. Entre ellos recuerdo a la firma Manuel Revert y Cía, de Agullent.

Le pedí a don Vicente Tortosa que me contase cómo comenzaron las exportaciones a Libia y muy amablemente me informó. Habían oído decir que en el norte de África se consumían muchas mantas, cosa que en principio no entendieron bien, dado que es una zona muy cálida. Nuevamente les explicaron que las mantas las usaban en las frías noches del desierto. Entonces pensó ir a Libia para tratar de vender mantas. Tuvo que volar desde Valencia a Barcelona, de allí a París y de allí a Trípoli. “Cuando llegué a Trípoli muy de noche, me hospedé en el único hotel que había. Al día siguiente luego de desayunar, me fui a ‘recepción’. Le enseñé al recepcionista mi muestrario de mantas y enseguida me comprendió. Me dio un pequeño plano de Trípoli y me subrayó una calle. Me fui a dicha calle y, efectivamente, estaba llena de tiendas que vendían mantas. Me paseé varias veces arriba y abajo para comprobar qué tienda tenía más compradores. Pronto comprobé que una tienda era la más importante de toda la calle. Entré, pero inmediatamente un árabe muy alto me cogió de los hombros y me sacó fuera a la calle. Volví a intentarlo dos veces más y volvió a suceder lo mismo. Comprendí que el momento no era oportuno con la tienda llena de compradores...

Me senté en la acera enfrente de la tienda. Yo notaba que el árabe muy alto, de vez en cuanto me miraba. Yo seguía esperando. El tiempo fue pasando, llegó la tarde. La gente se fue retirando de la calle. Comenzó la llamada a la oración desde el minarete de la mezquita cercana. Se vaciaba la calle. Entonces el árabe muy alto me llamó. Me sentó delante del mostrador e hizo que una empleada me trajera té y dulces que me supieron a gloria. Enseguida comenzamos a intentar hacer negocio ambos. Hablábamos idiomas distintos, el en árabe, yo en español, pero enseguida me di cuenta de que él tenía un gran conocimiento y experiencia sobre mantas. Me señaló algunas de mi muestrario. En un papel, apuntaba el número del muestrario y yo le ponía el precio en dólares. Luego me ponía las cantidades que necesitaba...”

¡Estuvimos a punto de comenzar a ser armadores!

Aproximadamente seis meses después de este viaje comentado, la firma Manuel Revert y Cía me pidió fletar un primer barco para Libia. Cerramos el fletamento con Naviera Miño y su buque “Sierra Urbión” cargó en Valencia un total de 5.000 metros cúbicos de mantas: 3.000 para Trípoli y 2.000 para Benghazi. El viaje se realizó sin ningún incidente.

Seguimos fletando varios viajes más. Así comenzó la exportación de mantas a Libia.

Unos años después se unieron también otros exportadores más de la misma comarca y todavía aumentó mucho la exportación de mantas al norte de África. Fletamos varios barcos para dar servicio a la gran exportación de mantas que se originó.

Utilizamos preferentemente buques de Naviera Miño S.A., por la gran seriedad que tenían estos armadores de Madrid. El buque “Sierra Urbión” hizo varios viajes a Libia siempre con muy buenos resultados. Su capitán era un gran profesional. Creo recordar que se llamaba José Manuel Oleaga.

Nuestra relación con Naviera Miño se fue estrechando cada vez más. Llegaron a ofrecernos que les compráramos el “Sierra Urbión”. La idea no nos desagradó ya que movíamos mucha carga general para varios destinos y podíamos mover el buque sin problemas. Logramos la financiación necesaria. La única exigencia que pusimos por nuestra parte era que el capitán, y a ser posible toda la tripulación, se quedaran en el barco, ya que teníamos plena confianza con ellos. Tras muchas discusiones sobre este tema, Naviera Miño no cedió en ello. Las conversaciones sobre la compra del “Sierra Urbión” se rompieron. ¡Estuvimos a punto de comenzar a ser armadores de buques, pero no se confirmó el tema! A pesar de esta ruptura de negociaciones, nuestra muy buena relación con Naviera Miño siguió inalterable.

Sin lugar a dudas, los valencianos llevamos el deseo de exportar en la sangre. En muchas ocasiones preferimos vender más fuera que dentro de España... Por ejemplo, hemos hecho un colosal desarrollo en la exportación de la naranja. Han pasado ya 175 años desde la primera exportación de naranjas a Liverpool y desde entonces se ha logrado aumentar enormemente la cantidad exportable y el número de nuevos mercados receptores.

Resumiendo, don Vicente Tortosa demostró que cuando se pone el máximo interés, se consigue el objetivo.