Se cumplen 30 años de la aparición de la saga de literatura infantil “Manolito Gafotas”, que ha sido conmemorada por su autora, Elvira Lindo,y la editorial Seix Barral con una cuidada reedición de las ocho novelas que la componen.
Es Manolito un homenaje a todas las esencias y valores que heredó la generación de la EGB, casi en el límite temporal del inicio de su extinción y, aún así, Manolito fue capaz de trascender en el tiempo y también en el espacio, tal vez por ese origen humilde tan común en muchas partes del mundo.
Para mí uno de los aspectos fundamentales siempre fue que Manolito era hijo de camionero, con lo que conlleva esa ausencia recurrente del padre en el hogar, sostenido por la madre y con el abuelo como referente paterno. La emoción de Manolito cuando regresaba su padre o cuando se subía a la cabina del camión no es óbice para que cuando las mentes imparciales analizan la austeridad que rodeaba a Manolito sitúen en el ámbito aspiracional de la sociedad actual el “mejorar”, entre otras cosas, en esa profesión paterna. Y es aquí donde con tanta naturalidad desembocamos en la actual falta de conductores, un problema, ante todo, social