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Mar Chao y los dos grandes retos

  • Última actualización
    22 septiembre 2023 05:20

Ya hay, al fin, futura presidenta de la Autoridad Portuaria de Valencia. Qué se puede esperar de Mar Chao en su nuevo cargo es la pregunta, la preocupación, que flota en el sector logístico en general y en la Casa Grande (APV) en particular.

Con su futuro nombramiento se ha alcanzado un logro por el que el empresariado ha peleado muy duro: que se elija un perfil técnico.

Sin remontarnos más allá de lo que yo he vivido, en cuanto a perfil técnico, especializado y con experiencia en gobernanza portuaria, Mar Chao sigue la estela de Fernando Huet, presidente de la APV de 1983 a 1995; Rafael del Moral, presidente de 2000 a 2004, o Rafael Aznar, entre 2004 y 2015, componentes, los tres, de lo que se denominó el “dream team”, aquella directiva portuaria que logró cambiar la etiqueta del Puerto de Valencia de “puerto pesquero” a “León del Mediterráneo”. Juan Antonio Mompó, presidente entre Huet y del Moral, Joan Calabuig, todavía presidente, hasta que el BOE diga otra cosa, y su antecesor, Aurelio Martínez, contaban con matices técnicos, empresariales y políticos en menor o mayor medida.

El elegir al máximo dirigente de una autoridad portuaria entre “uno de los nuestros” no garantiza, en absoluto, el éxito en la futura gestión, como tampoco los perfiles políticos han resultado malamente, pero el sector se queda más tranquilo si no tiene que explicar al recién llegado de qué va esto. Algo es algo. Volvemos, pues, al perfil puramente técnico, al currículo puro y duro, insuperable, por cierto.

Conocimiento, preparación, experiencia, todo ello lo tiene de sobra Mar Chao.

En lo de avanzar en lo paralizado, yo ya, a estas alturas, no soy tan optimista

En el apartado de retos por delante, tiene dos principales: por un lado, renovar el organigrama directivo de la APV sin que haya fuga de talentos, creando equipo y buen ambiente de trabajo y, por otro, avanzar de forma concreta y contundente en proyectos vitales estancados y en peligro de fosilización, como el Acceso Norte, la terminal de la ampliación norte o la ZAL, por ejemplo.

Respecto al primer tema, la renovación del organigrama, estoy convencido de que Mar Chao tiene capacidad de sobra para acometer los cambios que hagan falta. Hacerlo creando un equipo óptimo y sin fisuras será su objetivo para mejorar nota. Seguro que lo logra. En el otro tema, lo de avanzar en lo paralizado, yo ya, a estas alturas, no soy tan optimista, por dos razones: porque no depende de ella y porque, últimamente, no lo consigue nadie. La ZAL data de la época de Fernando Huet, con desmoralizador movimiento... hacia atrás. Ayer mismo el diario Levante publicaba unas declaraciones del nuevo concejal de Cultura, hablando de la posibilidad de que la ZAL se active, al fin... para celebrar conciertos (me caigo muerto en la bañera). El Acceso Norte, cuyos orígenes son más antiguos, incluso, que los de la ZAL, es hoy más necesario que nunca, por cuestiones medioambientales, económicas y sociales, pero está, también, más parado que nunca. Y qué decir de la terminal norte, una infraestructura vital que ha tenido la mala suerte de caer en las garras políticas, como un rehén en el zulo de un secuestrador. No soltarán la presa, porque el rescate lo cobran todos los días en forma de arma para el chantaje, moneda de cambio y protagonismo mediático. Miedo y tristeza me produce pensar que, cuando Mar Chao acabe su mandato, sigamos sin Acceso Norte, la ampliación sea una inmensa ciénaga y la ZAL un “botellódromo”.

Mar, todo el sector está contigo, hombro con hombro, desde el minuto uno.

Ahora, ya sabes... pico pala.