Aguardo con impaciencia desde esta humilde madriguera a tener más detalles de la “campaña” que el martes presentó el Ministerio de Transportes para lograr que el transporte por carretera logre paliar el déficit de conductores. Y digo con impaciencia porque la falta de paciencia, a tenor de lo que vamos conociendo, me lleva inevitablemente a situarme en una cierta decepción.
Es fantástico poder tener por fin una estrategia de comunicación ante un problema tan grave, pero si las armas de las que vamos a disponer son las que nos acaban de dar a conocer, sinceramente, el resultado vaticino que será escaso.
Limitar la campaña al ámbito digital ya dice mucho de lo poco que se quiere gastar el Ministerio, pero más allá de esto, lo preocupante es que, de momento, los vídeos y recursos que se han hecho públicos como herramientas de seducción son muy pobres. El vídeo principal es un naftalínico resumen del problema, ideal para exponerlo ante el CNTC, un Instituto o las Naciones Unidas, pero de cara a la opinión pública es imposible que funcione. Ni siquiera sirven los eslóganes ocurrentes, junto a una serie de anodinas imágenes que invitan a pensar que esto de la carretera no es más que un tostón. ¿Realmente no hay presupuesto para una campaña moderna adaptada al público joven, principal objetivo?