Si existiera la oportunidad de activar algún mecanismo que nos permitiera, de manera automática, desmontar esa mochila de sesgos (de género, de raza, de corporalidad, etc.) que todos acarreamos sería tan bonito... Mientras tanto, toca echar mano de nuestra voluntad, nuestra buena intención, empatía o como queráis llamarlo para equilibrar la balanza y que las injusticias lo sean un poco menos.
De esto, de cómo lograr que las oportunidades sean iguales para todas las personas, estuve hablando el jueves pasado con Marta Serrano, secretaria general de Transporte Terrestre, con motivo de la iniciativa “Encontrando Referentes” con la que damos voz a mujeres profesionales del sector para que inspiren a las nuevas generaciones. Cercana pero asertiva (una cosa no quita la otra), Serrano se mostró firme convencida de la necesidad de establecer cuotas como herramientas fundamentales para permitir el acceso del talento femenino a todos los espacios de la vida pública. Comparto la reflexión porque muchas veces a no ser que nos obliguen no nos movemos del sofá, así que imagínate lo que nos cuesta buscar fuera “nuestros conocidos” y hay que hacerlo porque hay mujeres muy válidas ocultas en las largas sombras de algunos...
La secretaria general también subrayó la necesidad de incorporar las perspectivas de género en el transporte, propuesta que, aunque no es novedosa (son muchos los foros en los que las profesionales del sector urgen a ello), sigue siendo compleja de ejecutar. Porque se deben reconocer las ineficiencias para atajarlas y difícilmente podrán ser descubiertas si no se tiene la visión de una mujer en el grupo de trabajo, comité o consejo de administración. Y no porque seamos más listas, ojo que no va por ahí la cosa, es que simplemente las vivencias de hombres y mujeres son diferentes. Ejemplo: el otro día, en el II Foro Internacional Mujer y Sector Transporte, celebrado en Valencia, la camionera María Dolores Jiménez comentaba que había llegado a una empresa en la que el baño para conductores no tenía puerta.