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No es política, ni negocio... es personal

  • Última actualización
    02 junio 2023 05:20

Hace mucho tiempo, un alto directivo de Dragados, cuando Dragados gestionaba la Terminal Pública de Contenedores de Valencia, me decía que le gustaba, de Diario del Puerto, entre otras infinitas cosas (esto lo digo yo) el hecho de que no hablábamos de política. Y seguimos sin hacerlo, salvo en legítima defensa.

Creo firmemente que las empresas no han de catalogarse, de entrada, ni de derechas ni de izquierdas, al menos no cara al público, no en las asociaciones que las representan, ni en los actos en sus presidentes, ni siquiera los cargos públicos deberían transpirar su tendencia política una vez nombrados, ya que se supone que representan a todos. Las ferias de muestras, por ejemplo, las puede inaugurar un cargo del ayuntamiento, la comunidad o el país, pero no del partido.

Otra cosa distinta es defender el pan y la sal de nuestras familias cuando se la ataca desde el frente o la trinchera que sea. Solo hay una cosa más sagrada que el pan nuestro de cada día: Cómo se consigue ese pan.

Cuando a un grupo de politiquillos les da por atacar a nuestro sector con burdas mentiras, variables y oscilantes como todas las mentiras, la cuestión no es ya esta ampliación o aquel puerto en peligro. Eso sería como fijarse en el dedo que señala la luna. El problema, la cuestión de calado real es el uso de la mentira. Comparado con ese virus, que nos llevará a la destrucción total a poco que nos descuidemos, las infraestructuras y los puertos deben quedar, como todo, a un lado, en otro apartado, en otro debate.

Todos los que, durante los últimos años, han sujetado las antorchas y las pancartas anti puerto, han sido barridos

Conocer algo de este o aquel sector, de este o aquel tema, nos posibilita detectar cuando se miente sobre él. Y deducir, sin remedio, que esa misma facilidad para tergiversar puede, seguro, estar extendida sobre otros campos y asuntos.

Ya no se trata de política, ni del futuro de estas o aquellas empresas, se trata de ética, y eso no es negocio, ni negociable. Eso es personal.

Con todo esto, parece claro que toda la basura que se ha querido echar sobre nuestro sector para buscar un puñado de votos a costa de lo que sea, siempre que no sea suyo, no les ha dado el resultado que esperaban. Todos los que, durante los últimos años, han sujetado las antorchas y las pancartas anti puerto, han sido barridos, o casi, del mapa electoral, en todos los barrios, incluyendo aquellos en los que decían tener el “apoyo de los vecinos”.

No, no se trata de política, se trata de asuntos personales, de moral, de legitimidad, de ética, de verdad. Cualquier ataque que se cimiente sobre la destrucción de esos términos, es especialmente peligroso, no por lo que ataca, si no por cómo lo ataca.

La rotunda realidad de progreso sostenible que supone nuestra logística no puede, por si sola, desactivar todos los frentes que genera la mentira.

Seguirán llegando ataques fundamentados en falsedades, desde la izquierda o la derecha. No perdamos el tiempo viendo si son galgos o podencos, ni a quién a atacan. El enemigo a batir no es otro que la mentira. Defenderse de ella no es meterse en política, tan solo es defenderse. Nadie debe relajarse, puede que siga siendo necesario estar muy atentos.